lunes, julio 20, 2009

Sobre la primera lectura de hoy (Lunes de la XVI semana del Tiempo Ordinario)

¡Déjanos tranquilos! Queremos servir a los egipcios,
porque más vale estar al servicio de ellos que morir en el desierto

Vivimos extrañando las cebollas de Egipto, con ganas de malgastar la herencia porque tenemos terror a la libertad, miedo de la promesa, horror a la desilusión. Me pregunto si mucho del pecado original no se manifestará en esta dificultad para la confianza en la promesa, si nuestra herida primordial no será la pertinaz resistencia a mirar hacia delante. O tal vez es simplemente el dolor de nuestro tiempo. Tal vez estemos enfermos de desesperanza. Pero también por eso mismo, creo que este es el kairós de la esperanza. Es la hora de los pobres, los contemplativos, los de la noche... la hora de los amantes.

1 comentario:

Alicia dijo...

«La esperanza no es anuncio superficial de cosas fáciles; es, al contrario, descubrir el paso del Señor en las difíciles. No es evadirse por comodidad o por miedo de la responsabilidad presente; es asumir con serenidad y fortaleza la misión de construir el Reino de Dios en la ciudad de los hombres; La esperanza supone descubrir la permanente presencia de Jesús en la historia: "Yo estaré con ustedes hasta el final"; (Mt. 28,20). Es la seguridad en la infalible acción del Espíritu Santo que va haciendo nuevas todas las cosas, transformando lo aparentemente intransformable, reuniendo lo disperso, cambiando los corazones, renovando las estructuras.»Eduardo Pironio
"Es la hora de los pobres, de los contemplativos, los de la noche...la hora de los amantes."E. M.
"Mientras dure el tiempo de la esperanza, nos iremos haciendo cotidianamente nuevos en
el Señor. Iremos madurando en la fe y creciendo en frutos de santidad. Pero todos los días comenzaremos de nuevo.»E. Pironio.
Gracias, Padre. Necesitamos profetas de "esta" esperanza hoy.