viernes, diciembre 07, 2007

Señor, toda certeza nos viene de tu mañana eterno.
Toda fuerza, de tu llamado resonando desde la otra orilla.
Tu Espíritu viene también ahora, a sembrar en nosotros los primeros frutos de la nueva tierra.

Estás llegando con el futuro.
Abrí nuestras manos a tu don siempre nuevo.
Que el pasado no nos inquiete,
ni nos privemos por amontonar de estar convertidos hacia vos.

Hechos un cuenco de deseo y esperanza.