domingo, abril 30, 2006

Nocturno

I have been one acquainted with the night.
Robert Frost

Me encanta la noche... la oscuridad trae consigo la apertura de los otros sentidos... el cansancio de la mente deja espacio para que el corazón esté más libre, por eso la noche tantas veces es el espacio para la confidencia, el amor, la oración. Por algo los antiguos monjes recomendaban guardar vela para orar. Es el tiempo del silencio, donde los sonidos que durante el día se entremezclaban en el barullo ahora tienen su tiempo para hacer un solo.

Caminar en la noche es descubrir que cada paso tiene peso, que cada movimiento debiera tener una cadencia y una sutileza que el día en su velocidad ignora pero que la noche no puede tolerar.

También es cuando el dolor se siente más hondo. "Por las noches la soledad desespera" y "te pone loco... rogando entrar en los confines más oscuros", canta Bersuit Vergarabat. Pero por eso mismo, creo que en la noche bajan las barreras y uno está más dispuesto a pedir ayuda, a buscar el encuentro. La noche nos vuelve más vulnerables, más atentos, más alertas...


Quizás por todo esto, como decía una película, la noche tiene "el aroma de otro mundo". Después de todo, si bien Jesús aparece resucitado de día, el acontecimiento de la resurrección, ¿no fue en la noche? ¿en el momento en que la oscuridad y el frío reinan pero por eso mismo uno intuye que el alba está a punto de llegar? Quizás por todo esto, aún hoy, los cristianos se reúnen antes del amanecer para orar. Porque saben que, como dice uno de los himnos de Completas, "la noche es tiempo de salvación". Toda noche puede serlo.



¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

jueves, abril 27, 2006

El Rock habla de Dios II

Hay canciones que hablan de Dios "por defecto", es decir, reflejan una presencia por ausencia. Son un grito que a veces parece no tener destinatario, o un insulto que, en el fondo, está esperando que alguien recoja el guante. Sobre todo, me parece, hay muchas canciones que reflejan una soledad en búsqueda de una comunión.
Quizás a algunos encuentren un poco extraño esto de la "presencia por ausencia" en ciertas obras literarias o musicales. Pero la Palabra de Dios nos deja abundantes testimonios de la experiencia de la aparente ausencia de Dios, que se traduce en oración:

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos de mi clamor y mis gemidos?
Te invoco de día, y no me respondes,
de noche y no encuentro descanso,
y sin embargo tú eres el Santo,
que reinas entre las alabanzas de Israel. (Sal 22, 2-4)

Yo invoco tu ayuda, Señor,
desde temprano te llega mi plegaria.
¿Por qué me rechazas, Señor?
¿Por qué me ocultas tu rostro? (Sal 88, 14-15)

La diferencia con los temas de hoy es la búsqueda y la mención explícita de Dios... el anhelo es el mismo. Por ejemplo, cuando en el tema de Green Day, Boulevard of Broken Dreams, dice:

My shadow's the only one that walks beside me
My shallow heart's the only thing that's beating
Sometimes I wish someone out there will find me
Til then I walk alone

My sombra es la única que camina junto a mí
My corazón hueco es lo único que late
A veces desearía que alguien allá afuera me encuentre
Mientras tanto, camino solo.
O como dice también La Renga en la Balada del Diablo y la Muerte:

Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio
ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos.
Al lado de él estaba la muerte, con una botella en la mano me miraban de reojo
y se reían por lo bajo.
Y yo que esperaba no sé a quién, al otro lado de la calle del otoño
una noche de bufanda que me encontró desvelado,
entre dientes oí a la muerte que decía así:
Cuántas veces se habrá escapado, como laucha por tirante
y esta noche que no cuesta nada, ni siquiera fatigarme,
podemos llevarnos un cordero, con solo cruzar la calle.
Yo me escondí tras la niebla y miré al infinito,
a ver si llegaba ese que nunca iba a venir.
Sobre todo en el tema de la Renga la referencia a Dios es muy obvia, aunque nunca se lo nombre y aparentemente tampoco se lo espera. La lista de temas podría multiplicarse al infinito... para mí lo interesante es descubrir la pregunta, la búsqueda que hay en estas canciones. A alguno les podrá parecer un poco blasfemo este estilo de lanzar botellas al mar en búsqueda de una respuesta... pero para mí son gritos que siguen esperando que alguien los escuche, como han gritado Job y los enfermos en la Biblia... la bronca, la experiencia de desamparo, de injusticia, también pueden volverse oración. Aquí, en estas canciones, no está totalmente planteado así. Pero tampoco está cerrada la puerta. ¿Quién sabe? Tal vez en algún momento, también aquí se de el encuentro...

lunes, abril 03, 2006

El rock habla de Dios

Me gusta mucho el rock, el hip-hop y todo lo que en general es música contemporánea. Me parece que si uno escucha las letras encuentra una sensibilidad, un anhelo, un deseo de plenitud, de encuentro, que a veces parecen un verdadero grito a Dios. Hay artistas con una mentalidad religiosa, como U2 (hoy tomo la letra de una de sus canciones). Otros que aparentemente no lo son pero que sin embargo muestran en las búsquedas que tienen sus canciones un camino que puede llegar hasta Dios. No todos los temas de rock son poesía, pero muchos sí. Y como dice Karl Rahner

... el cristiano, para saber oír la palabra cristiana del mensaje de Dios, tiene que estar agraciado para oír una palabra. ¿Qué palabra? Tiene que saber oír la palabra mediante la cual el misterio silente "se presencia". Tiene que saber percibir la palabra que toca certeramente el corazón en su entraña más honda. Tiene que estar iniciado en la gracia humana de oír la palabra que une recogiendo, y la palrba que es, en medio de su propia y clara finitud, la corporeidad del misterio infinito. Ahora bien, ¿cómo se llama tal palabra? Esa palabra es la palabra poética. Ese saber-oír es el haber-oído de la palabra poética, a la que el hombre se entregó con humilde prontitud hasta que se le abrieron a ella los oídos del espíritu y le entró en el corazón.("La palabra poética y el cristiano", en Escritos de Teología VI, Taurus)

Es decir que cuando sabemos descubrir que en las palabras de la poesía late un misterio, quizás innominado para el que la escribe, pero que nosotros sabemos que se llama Dios, sólo entonces podemos recibir apropiadamente la palabra del Evangelio. Sólo cuando nuestra vida tiene una cierta hondura, un cierto anhelo, podemos recibir a Dios. Y en la música, en la poesía de hoy, desgarradora y brutal como puede sonar muchas veces, no deja de percibirse más de una vez (junto con otra música y literatura barata), la palabra mediante la cual se hace presente el misterio.

Yo he encontrado puentes a la oración en distintas canciones de rock que no me han podido dar unos cuantos libros "espirituales". Quizás para otros también sea así. O si no, podrá ser al menos la oportunidad de entender el deseo y el modo de expresar ese deseo de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo de los más jóvenes.

Hoy me animo con un temón de U2, donde la referencia religiosa es más obvia.

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Grace, she takes the blame
She covers the shame
Removes the stain
It could be her name

Grace, it's the name for a girl
It's also a thought that changed the world
And when she walks on the street
You can hear the strings
Grace finds goodness in everything

Grace, she's got the walk
Not on a ramp or on chalk
She's got the time to talk
She travels outside of karma
She travels outside of karma
When she goes to work
You can hear her strings
Grace finds beauty in everything

Grace, she carries a world on her hips
No champagne flute for her lips
No twirls or skips between her fingertips
She carries a pearl in perfect condition

What once was hurt
What once was friction
What left a mark
No longer stings
Because Grace makes beauty
Out of ugly things

Grace makes beauty out of ugly things

Grace, by U2


La letra de esta canción es espectacular. Juega con la imagen doble de Grace como una mujer pero también como la acción de Dios, es "un pensamiento que cambió el mundo". Sobre todo me gusta la última estrofa, cuando dice que "lo que una vez fue fricción, lo que dejó una marca, ya no duele, porque Grace ("gracia") hace belleza de las cosas feas". Y así es la gracia, el amor de Dios: crea belleza, sana, transfigura. Jesús es el mejor ejemplo. El resucitado no deja de tener las cicatrices, las marcas, pero estas ya no duelen, están transformadas por la gracia. No eliminadas, transformadas desde dentro. El amor ha hecho de las heridas del odio la fuente para que el amor corra libremente. La gracia ha transformado la fealdad en belleza, la belleza más grande.

Así vemos que la gracia no actúa como un maquillaje. Es la obra de Dios, amando desde dentro de nuestra experiencia de dolor humano, de nuestras ausencias y pecado. Así como Dios creo por amor el mundo sacándolo del caos (porque lo importante para la Biblia no es que Dios crea "de la nada", sino que es el que pone luz y orden en el caos), la gracia toca la fealdad y la herida que duele en nuestro interior... y transforma en luz la oscuridad. Cuando la gracia toca nuestro corazón, estamos al principio de la creación una vez más. Por eso el salmista decía "Crea en mí un corazón puro". En hebreo está usando el verbo bará, que es el verbo crear pero reservado a la acción gratuita y salvadora de Dios, que interviene directamente, sin mediaciones. Es la experiencia de ser perdonado en Jesús, y ser, justamente "una nueva creación". Es la experiencia de la gracia.

domingo, abril 02, 2006

En el umbral de la Pascua (5° Domingo de Cuaresma)

Estamos en el umbral de la Pascua. La aparición de los griegos, de gente que viene de lejos para encontrarse con Dios, la cercanía de la fiesta de la liberación son un signo para que Jesús se de cuenta que llega la hora, el momento de que Dios manifieste su gloria, su amor salvador, su presencia.

Pero esta “hora de gloria” no viene como se la imagina la gente. La gloria, la manifestación de Dios, la manifestación del poder y el amor de Dios va a ser en la cruz. Dios no va estar nunca tan cerca del hombre; Dios no va estar nunca tan escondido para el que no tiene una mirada de fe, una mirada profunda.

Este modo de actuar de Dios, tal como nos lo presenta Jesús, rompe nuestros esquemas mentales sobre cómo es Dios. Dios no es una soledad que permanece ajena a nuestro dolor, a nuestra situación. Al contrario: Jesús va a ser ese grano de trigo que se entierra para dar fruto abundante. Jesús va a solidarizarse con nuestro dolor y nuestras búsquedas para que desde ahí nosotros tengamos vida. El modo de actuar de Dios pasa por la entrega, por darse, morir para que tengamos vida.

Hoy vivimos en un mundo que nos dice “da hasta acá”. Aunque hay abundancia de recursos, de posibilidades, pareciera por momentos que cada vez tenemos más miedo de una entrega de corazón, que todo lo que es darse por entero asusta, nos da miedo sentir que si nos entregamos nos destruimos, nos perdemos en esa entrega.

Jesús, en cambio, sabe que ésta, la hora de su muerte, es su hora. Está la angustia que uno siente siempre frente a estos momentos decisivos, pero él sabe que en este momento “guardarse” es quedarse solo. Porque eso es lo que le pasa al que no entra en la lógica del amor de Dios: se queda solo.

Y Jesús nos invita a hacer esta experiencia de donación, de entrega total. “El que quiera servirme que me siga”, es decir, el que quiera ser discípulo de Jesús tiene que vivir esta misma experiencia, entrar en este movimiento de entrega, que supera toda lógica.

De eso se trata la Pascua. A veces el riesgo con Semana Santa es que pensemos “vamos a ver qué le pasa a Jesús”. ¡Y no se trata de eso! Las celebraciones no están para “acompañar a Jesús”; son el camino para que Jesús nos acompañe a nosotros, para que descubramos una vez más que estamos llamados a morir y resucitar, para que él una vez más nos haga recorrer este camino, para descubrir que estamos llamados a entregarnos como él por los demás, para dar fruto.

Semana Santa no es que Jesús lo hace todo y nosotros nos quedamos sentados: es entrar en comunión con la pascua de Jesús para que nosotros podamos entregarnos también. Nosotros podemos hacerlo porque él lo hizo primero. Jesús es quien nos abre un espacio para que podamos darnos por entero, para que, recibiendo su amor, podamos entregarnos de corazón, sin miedo a perdernos ni destruirnos porque nuestro corazón está marcado por una alianza eterna, porque sabemos que estamos para siempre unidos al amor de Dios. Podemos entregarnos sólo porque somos atraídos por el amor de Dios manifestado en la cruz.

Hoy celebramos la comida de la nueva alianza, la fiesta de Jesús que entra en nuestros corazones para que nosotros también podamos entregarnos por los demás. Dejémonos atraer por él, para que, afianzados en su amor, podamos darnos por completo a los demás.