jueves, octubre 28, 2010

Hablar desde el camino

Muchos hablan hoy de encontrar un nuevo lenguaje en la pastoral, que tienda puentes (función de todo lenguaje). Una de las maneras de profundizar en esta búsqueda es empezar a hablar desde el camino. Desde las búsquedas personales y comunitarias. Desde el mirar un horizonte común y no desde el proponer metas y normas inalcanzables. Desde el sentirse fascinados por una belleza que nos atrae y que queremos compartir con los otros peregrinos.

jueves, octubre 21, 2010

Momentos de transfiguración

Pensando en Tania y Andy, que se casaron este sábado...

Qué momento de gracia cuando el misterio del otro se nos revela, desbordando de luz y de gloria,cuando tomamos conciencia de la persona que está al lado nuestro.Y más cuando, del mismo modo que en el monte Tabor, percibimos que esa luz viene de lo profundo de alguien frágil, vulnerable, que camina hacia la cruz, como todos. Todos necesitamos experiencias así. Sin transfiguración no hay amor. 
Sólo sé que una vez más
el rumor de tus sandalias pasa cerca
un sonido sutil del silencio
un dulce peso en el alma
una voz que me lleva al desierto
donde el poder muere para hacer sitio al amor
donde el pan partido es escuela
donde la noche está grávida de vida

y tu voz me hace recuperar la mía.

martes, octubre 19, 2010

Constructores de nuestro propio camino

En estos últimos meses he tomado mucha más conciencia del peso que tienen nuestras acciones. Limitadas, frágiles y condicionadas, como somos nosotros mismos, cada "sí" y cada "no" tienen sin embargo una fuerza enorme escondida en su interior, sobre todo cuando en vez de ser decisiones dispersas nuestras opciones tienen un hilo conductor, un horizonte previo que las unifique y concentre. Esto no debiera ser algo que nos presione, pero sí que nos haga tomar conciencia de que podemos elegir-nos, y que esas elecciones pueden convertirse en la afirmación más precisa de nuestro misterio. 

Y al mismo tiempo, cuanto más vamos realizando ese camino nos vamos dando cuenta que llegar a ser plenamente nosotros mismos siempre será un don, algo que se nos otorga y que no podemos simplemente arrebatar. Es una conquista regalada, un llegar al lugar en el que siempre estábamos. Quizás por todo esto me doy cuenta que no se trata sino de caminar humildemente, como dice ese poema despojado y hermoso de Hugo Mujica:


como toda una vida en el gesto
                                  de apenas los dedos.

ya no pido el horizonte,
                                ruego mis pasos  

Así vamos todos, rogando nuestro caminar cotidiano. Pero debiéramos hacerlo con una buena mezcla de seriedad y ligereza, con perseverancia y paciencia, con la paz que da saber que es Otro quien nos lleva y la alegría que brota de ser uno quien elige al mismo tiempo tomar las riendas de la propia vida. 

lunes, octubre 18, 2010

Un nuevo blog...

... no suele ser noticia. Pero cuando el que lo abre es un amigo y un poeta y persona cabal, uno no puede menos que promocionarlo. Además. ¿cuántas veces en la vida uno tiene la suerte de que le dediquen un poema? Pueden leerlo aquí y encontrar más cosas en "El corazón y el alma al descubierto". ¡Que lo disfruten!

martes, octubre 05, 2010

Camino hacia la Pascua dando gracias

Hace un par de años leí un librito espectacular del Cardenal Vanhoye "Tanto amó Dios al mundo. Lectio sobre el sacrificio de Cristo". Altamente recomendable para entender bien la noción de sacrificio desde una perspectiva bíblica y cristológica.
Dentro de  ese librito, destaca una joyita: un capítulo sobre el sacrificio como acción de gracias, donde describe la particularidad del agradecimiento de Jesús, que agradece no por recibir sino por la posibilidad de dar algo (en este caso en particular, a sí mismo) y que agradece no después que algo ocurra sino antes (de manera similar a cuando está por resucitar a Lázaro). 

El agradecimiento anticipa la realidad, es un paso de confianza sostenido por la certeza de la providencia y el amor bondadoso del Padre. Me ha hecho vivir de otra manera de la eucaristía. Ahora cuando llega el momento de la consagración muchas veces pienso en aquellas cosas de mi vida que están en tensión, sin resolverse: conflictos cuya resolución no asoma, preguntas e incertidumbres, dolores que siguen sanándose (propios y ajenos)... trato de que todo eso entre allí, en ese momento misterioso y sagrado donde la acción de gracias de Cristo toma todo lo que soy y vivo y lo deposita con amor y suavidad en las manos del Padre. Y eso me ayuda a confiar en que, de alguna manera, la Providencia de Dios va a actuar y transformar esa realidad que por ahora es simplemente un grito abierto a la intervención del Señor.