domingo, mayo 31, 2009

Hace un par de años, viendo la película In her shoes, con Toni Colette y Cameron Díaz, quedé deslumbrado por un poema de e. e. cummings (él firmaba así, en minúsculas) que se recita sobre el final. Después de un tiempo de búsqueda, cayó en mis manos su poesía completa, de lectura difícil pero enriquecedora. Dejo acá el poema de la película. ¡Tal vez entusiasme a otros a leerlo!

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i carry your heart with me

i carry your heart with me(i carry it in
my heart)i am never without it(anywhere
i go you go,my dear; and whatever is done
by only me is your doing,my darling)
i fear
no fate(for you are my fate,my sweet)i want
no world(for beautiful you are my world,my true)
and it's you are whatever a moon has always meant
and whatever a sun will always sing is you
here is the deepest secret nobody knows
(here is the root of the root and the bud of the bud
and the sky of the sky of a tree called life;which grows
higher than the soul can hope or mind can hide)
and this is the wonder that's keeping the stars apart
i carry your heart(i carry it in my heart)
ee cummings

jueves, mayo 21, 2009

Un texto de John Bunyan

... sobre el ser peregrino (si mi estimado Juan Ignacio lo lee, probablemente le guste).

Who would true valour see,
Let him come hither;
One here will constant be,
Come wind, come weather
There’s no discouragement
Shall make him once relent
His first avowed intent
To be a pilgrim.

Whoso beset him round
With dismal stories
Do but themselves confound;
His strength the more is.
No lion can him fright,
He’ll with a giant fight,
He will have a right
To be a pilgrim.

Hobgoblin nor foul fiend
Can daunt his spirit,
He knows he at the end
Shall life inherit.
Then fancies fly away,
He’ll fear not what men say,
He’ll labor night and day
To be a pilgrim.

Déjame volver, Señor.
Estoy cansado.

El pecado me cansa y me agobia. Sólo tu amor me dará reposo.

Despierta en mí el recuerdo de tu gracia, el anhelo de tu abrazo.

Ya lo siento, de a poco... no puedo negar la fuente, no puedo callar el río que aún ahora fluye.

Me purificas cantando... y conviertes la herida en surco de vida.

Tú me haces volver, Señor, mi Hogar y mi Fuente, mi Abrazo y mi Bendición, mi Todo.

Leyendo al Doctor Místico


Leer a San Juan de la Cruz genera siempre sentimientos encontrados.

Por un lado, la percepción (aguda como pocas veces) de la propia pequeñez y pobreza espiritual. Y eso en sí ya es una gracia.

Pero, como todos los santos, Juan de la Cruz tiene una grandeza que no aplasta, sino que entusiasma y arrastra.
Hoy recordé ese texto de Isaías que dice

"Alguien me grita desde Seír: "Centinela, ¿cuánto queda de la noche? Centinela, ¿cuánto queda de la noche?". El centinela responde: "Llega la mañana y de nuevo la noche. Si quieren preguntar, pregunten; vengan otra vez"." (Is 21, 11-12)


Cada vez que la noche entra en nuestra vida, necesitamos de estos centinelas que nos ayudan a no dormirnos, a mirar la oscuridad de frente, confiando en que la llama del corazón nos irá guiando, y nos mostrará que toda noche es "venturosa", verdadera oportunidad para amar con un amor más puro y ardiente. Personas que nos recuerdan nuestra vocación a lo sublime, lo verdadero... custodios del don de Dios y la dignidad del hombre...

“Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?, ¿en qué os entretenéis?...” (Cántico, Canción 39)