Me contaban que esta persona había vivido entre ausencias y dolores. Con ayuda de varios, sin embargo, logró salir adelante. Se enamoró. Y se casó.
El día de su casamiento, mirando a su novia, uno de sus amigos le preguntó:
- Contentísimo, ¿no?
- Sí, feliz.
- Claro, porque te casás.
- No. Estoy feliz porque ella existe.
Alegrarse simplemente porque el otro existe, antes de cualquier don, de cualquier beneficio o gratificación que eso nos pueda dar... cuando amamos, de distintos modos le decimos al otro "qué bueno que existís".
El día de su casamiento, mirando a su novia, uno de sus amigos le preguntó:
- Contentísimo, ¿no?
- Sí, feliz.
- Claro, porque te casás.
- No. Estoy feliz porque ella existe.
Alegrarse simplemente porque el otro existe, antes de cualquier don, de cualquier beneficio o gratificación que eso nos pueda dar... cuando amamos, de distintos modos le decimos al otro "qué bueno que existís".
4 comentarios:
Eduardo.
Que claro y profundo lo que escribes, ver al otro como un don... Bendiciones.
Yo una vez se lo dije a una pareja que tuve y se rió tanto que me hizo sonrojar!
ah, si... es como el máximo de amor que sentir se puede. (no es fácil de alcanzar)
Muy hermoso, verdad.
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