miércoles, febrero 21, 2007

Apuntes para el Miércoles de Ceniza

  1. La oportunidad de descubrir nuestra identidad más profunda: por eso es tiempo de hacer memoria del bautismo.
    1. El Pecado desdibuja nuestro rostro, nos hace perder nuestra identidad más profunda. Nos saca de nuestra tierra... nos sentimos extranjeros, lejanos a nuestro corazón y nuestro rostro verdaderos.
    2. Entonces, tomamos estos cuarenta días para redescubrir y profundizar en nuestra vocación original.
    3. Así como el Pueblo descubre en los cuarenta años del desierto quién es, a los ojos de Dios, y Jesús profundiza en el misterio de su filiación a través de la prueba y la privación, nosotros hoy nos ponemos en marcha hacia la Pascua, nuestra tierra prometida, el lugar donde nos sentimos hijos, para redescubrir nuestra identidad bautismal.

  1. Esto se vive partiendo de la conciencia que muchas veces estamos lejos, que nuestro corazón está a veces desorientado, confundido.
    1. Nuestro centro más profundo mucha veces está lejos de Dios, y por eso nuestro obrar, aún en nuestras prácticas religiosas, no nos acerca ni a Dios ni a los hermanos.
    2. La ceniza nos recuerda nuestra propia fragilidad, la humildad desde donde parte uestra conversión. Somos los que deseamos seguir a Jesús pero también aquellos que en el camino lo abandonamos, que nos asustamos frente a la propuesta radical del Señor. Pero justamente por eso la ceniza es también la posibilidad de algo nuevo. El punto de partida para que Dios tome la iniciativa y nos transforme.
    3. El Salmo habla de crear un corazón puro... Dios quiere hacer algo nuevo con nosotros... si confiamos nuestra vida en sus manos, entonces Dios repite en cada corazón el milagro de la creación.

  1. Esta salvación se juega en el interior, en el corazón... aquel lugar que sólo Dios ve y que sólo Dios puede transformar...
    1. De allí que las prácticas cuaresmales tengan sentido en tanto y en cuanto broten y lleven una vez más al corazón, a lo secreto.
    2. Dejar que una vez más sean los demás y Dios el centro de nuestra vida. Tener un corazón como el de Jesús: entregado libremente al servicio de los demás y del Padre.

  • Quizás en esta cuaresma Dios quiere despertar vida donde parece que sólo hay muerte y restos. De esto se trata: de vivir la Pascua con Jesús.
  • Se trata de abrirnos a lo nuevo que Dios quiere suscitar en cada uno de nosotros. Atravesar el umbral de la cruz hacia una vida nueva...
  • La Palabra de Dios, el Evangelio, despierte en nosotros la vida, suscite en nosotros la gracia, avive aquello que está apagado... nos lleve a lo más profundo del corazón, y de allí, al encuentro de Dios y los hermanos.

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