martes, agosto 02, 2011

Esperando el abrazo

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.



Te propongo que, mirando la imagen, puedas ahora imaginarte, sentirte, meterte en ese abrazo... y escuchar al Padre, que con amor te habla y te dice:

¿Cómo podría explicarte la alegría que siento al verte acá? ¿Cómo hacerte entender lo mucho que te quiero? No hay palabras que alcancen para comunicar todo el amor que quiero compartir con vos. Por eso elegí el abrazo. Elegí buscarte, llorar con vos tus dolores y tus heridas, sentir en mi carne tus temblores y tus llantos, conmoverme con lo que te pasa… y abrazar todo eso, abrazarte a vos por completo. 

Por eso te busco, una y otra vez, y si te alejás, no hay momento en el que no esté mirando en el horizonte hasta que aparezca el más pequeño signo de tu regreso. Mi alegría, mi única alegría es que vos sepas que todo mi amor es para vos, que lo único que tengo para darte es amor, que no tengo ni una palabra de reproche, ni un reto… solamente amor. Solamente el abrazo. 

Sé que muchas veces no te es fácil dejarte abrazar. Que sentís que tenés que demostrarme algo, o que te cuesta mostrarte frágil, porque justamente en tu fragilidad es donde recordás muchas veces que te lastimaron, que te hicieron sentir que no merecés amor, que estás más allá de cualquier ayuda o salvación. Conozco perfectamente todas esas partes de tu corazón que gritan abandono, bronca y desesperación. Esos lugares donde sentís que vendiste tu vida junto con tu herencia y que te hacen dudar de que todavía alguien pueda quererte. 

Pero yo hoy quiero decirte que eso no es cierto. Que no me importa nada, sino que estés acá conmigo. Vos sos quien me hace bailar de alegría al estar conmigo. Tanto te quiero que tu nombre está grabado en las palmas de mis manos, en lo profundo de mi corazón. Te llevo siempre dentro mío como una mamá lleva a un bebé en su vientre, con ese mismo amor, ese mismo cuidado, esa misma ternura y preocupación. Te quiero cuidar como un padre va llevando con amor y fidelidad a su hijo más querido. 

Vení, dejame que te abrace, que te haga ver que todo eso que te asusta y te lleva hacia la oscuridad y la soledad no es cierto. Dejame que te abrace… Dejame abrazar tu historia, ese momento de dolor, de soledad, de dificultad… Ahí es donde especialmente quiero estar con vos, para que sepas que alguien te contiene, te entiende, te escucha, te ama. A pesar de todo, a través de todo, quiero que descubras que nada pueda borrar tu valor, tu dignidad. ¡Vos sos mucho más de lo que te das cuenta! Sos una persona profundamente valiosa, infinitamente amable… Sos lo más precioso para mí. 

No puedo ni quiero forzarte a recibir mi abrazo. Pero quisiera que hoy, esta noche, más que nunca, sepas que te espero y te busco. Que quiero invitarte a participar de mi fiesta, de mi alegría, de mi amor. Quiero enseñarte el secreto del amor y de la vida, ese amor te espera siempre, entre mis brazos. Ese amor que te salva y te rescata de toda oscuridad, de toda cadena, de todo dolor. 

No lo dudes ni un instante: nada puede alejarte de mi amor, nada puede hacerme dudar ni por un instante de lo que te quiero. 

Vení, dejame que te abrace…

4 comentarios:

Millie dijo...

Buenísimo!

solci dijo...

Justo andaba necesitando estas palabras. Gracias!

Belu Cañibano (nuevos horizontes) dijo...

ame esta meditacion!

Anónimo dijo...

GRACIASSSS HERMOSO