jueves, septiembre 10, 2009

Sobre la Iglesia (IV)

El misterio de Jesús es un misterio de unidad: “murió el sólo para no ser más él sólo”, dijo San Agustín. Él se entregó para que nosotros, divididos por nuestros pecados y miserias, podamos ser uno. Ese es su mayor deseo, su oración al Padre: “que todos sean uno… para que al verlos, el mundo crea”. La unidad (que no es uniformidad, sino comunión de amor y de misión), nace del corazón orante de Jesús, de su intercesión constante al Padre por nosotros. Por eso no se puede ser cristiano sino en comunión con otros, en Iglesia.

Nosotros también nos sabemos parte de ese sueño de Jesús y del Padre que se realiza por la acción del Espíritu. Y sabemos también que vivir cada día más unidos es nuestro anhelo, pero es además una lucha. No siempre es fácil vivir juntos, ni encontrar los caminos para fortalecer nuestra fraternidad. Vivir en comunión implica muchas veces renuncia, sacrificio y en todo momento un esfuerzo constante por crecer en el amor. Además, podemos más de una vez quedarnos en sentimientos y buenos deseos y olvidar darle cauce concreto a nuestro trabajo por la unidad. Pero si la Iglesia de Jesús es un misterio al mismo tiempo visible e invisible, sabemos que la gracia que hemos recibido tiene que tomar también una dimensión estructural.

1 comentario:

Alicia dijo...

Corramos con perseverancia en la carrera que se nos presenta, teniendo fija la mirada en Jesús" (Cf. Heb 12, 1-2).



"La vida de los cristianos a los que se dirige la carta a los Hebreos conoce pruebas y sufrimientos. A veces podríamos desanimarnos: ¿por qué no elegir un camino más fácil, o rendirse?

En cambio, el autor del texto nos invita a seguir en el camino emprendido: es difícil, cuesta, pero el camino del Evangelio es el que da la plenitud de vida. Aún más, él impulsa a los cristianos a correr y a permanecer firmes también bajo el peso de los sufrimientos.

Como los atletas, también cada uno de nosotros que decide seguir a Jesús hasta la meta, necesita perseverancia, o sea la resistencia, esa capacidad de soportar que nace de la convicción que Dios está con nosotros, y de la firme decisión de querer llegar hasta el final.

Pero sobretodo estamos invitados a tener la mirada bien puesta en Jesús, que nos precedió y nos guía."Chiara Lubich
Poner la mirada en Jesús, trabajar como el atleta para imitarlo y hacer realidad "que todos sean uno para que el mundo crea", es sencillo.Que las estructuras no compliquen vivir la Palabra.
Me gustó este escrito!