Tuve la oportunidad de descansar unos días en una quinta tras una semana intensa y fecunda de misión. Tiempo para leer, dormir y rezar a pata suelta...
El centro de la casa (y de esos días para detenerme) fue la chimenea, en torno a la cual pasé largos ratos.
Como el nombre del blog denota, el fuego me fascina, así que aproveché para dedicarme mucho tiempo a contemplarlo, encenderlo y mantenerlo vivo.
Recordaba que de chico, al ayudar a mi papá o mi abuelo a encender la chimenea o el fuego del asado, me fascinaban las llamas, con su vivacidad y su potencia.
En cambio ahora, me detenía en mirar las brasas, percibiendo en ellas, más discretas pero también más intensas y constantes, el secreto del fuego. En su concentrada incandescencia nacía la fuente de calor para toda la casa.
Creo que voy entendiendo que el secreto para permanecer al servicio del fuego no será, la mayoría de las veces, convertirse en llama... sino en esconderse entre las brasas, manteniendo vivo el ardor para que el calor no se pierda y sean muchos los que encuentren fuerza en torno al hogar.
El centro de la casa (y de esos días para detenerme) fue la chimenea, en torno a la cual pasé largos ratos.
Como el nombre del blog denota, el fuego me fascina, así que aproveché para dedicarme mucho tiempo a contemplarlo, encenderlo y mantenerlo vivo.
Recordaba que de chico, al ayudar a mi papá o mi abuelo a encender la chimenea o el fuego del asado, me fascinaban las llamas, con su vivacidad y su potencia.
En cambio ahora, me detenía en mirar las brasas, percibiendo en ellas, más discretas pero también más intensas y constantes, el secreto del fuego. En su concentrada incandescencia nacía la fuente de calor para toda la casa.
Creo que voy entendiendo que el secreto para permanecer al servicio del fuego no será, la mayoría de las veces, convertirse en llama... sino en esconderse entre las brasas, manteniendo vivo el ardor para que el calor no se pierda y sean muchos los que encuentren fuerza en torno al hogar.
3 comentarios:
Es muy conmovedor esto que dices, Eduardo. Y muy cierto...Cuando atravesamos desiertos, toda la ayuda nos viene de Dios, nuestra mirada tiene que estar puesta en Él..., pero hay una confianza y una fuerza que también nos viene del hogar y hay que mantenerlo siempre vivo..., para que no se apague.
Un abrazo
Que manera tan sencilla de deciar algo tan profundo! Gracias Edu
"El fogón" de Osiris Rodríguez Castillos
El fogón es distinto: no discute;
tiene alma para el baile y el velorio...
Tira la lengua al cuento, y si es de penas,
le sangra el corazón entre rescoldos!
Hay veladas de invierno en mi tapera,
en que ya frío el mate, estoy muy solo;
y él, envuelto en cenizas, no se duerme;
me mira como el perro: con un ojo.
De mañana le arrismo charamuscas
y su amor me renace generoso!
Y es que sabe tener, como el poeta,
la facultad de no morir del toso,
y el sino de ir naciendo tras los días
en renovada fiesta de cachorro!
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