Creo que son pocas las cosas que me resultan tan queridas como la amistad, y sin embargo, ¡qué difícil encontrar las palabras para hablar sobre ella! Quizás justamente por eso, porque cuanto más cerca del corazón está algo, más difícil es hallar la precisión, porque estamos más cerca del misterio y por eso, también más silenciosos. Pero a la vez, es necesario hablar de lo que nos llena el corazón...
La amistad requiere tiempo y trato, decía Aristóteles. Pide esfuerzo y dedicación, confianza, diálogo... pero a la vez, siempre es un don. Porque la libertad es un rasgo característico de la amistad, no puede vivirse sino en el contexto del don. Es cierto que a los amigos uno los elige... pero no es menos cierto que uno tiene que ser elegido por ellos.
Por eso, cada tanto es bueno volver a tomar conciencia del don de tener compañeros de camino. Descubrir que el amigo es una gracia. Que por un tramo del sendero, al menos, tendremos quien vaya junto a nosotros. Hasta que el misterio nos reclame quizás separarnos... pero seguros siempre de que algo nuestro se va con el otro, y que algo del amigo hace camino con nosotros.
1 comentario:
un amigo, con honor de serlo, reportándose!
Publicar un comentario