lunes, julio 21, 2008

La semilla del grano de mostaza es una invitación a mirar las cosas como las mira Dios. Cada una de las parábolas es una fuente de conversión para la vista, para desarrollar una percepción contemplativa de la realidad. Pero esta me parece especialmente importante.

Hoy necesitamos personas capaces de percibir el brote de Dios en medio del mundo... contemplativos capaces de encontrar, agradecer y acrecentar los impulsos del Reino que se abren paso en medio de lo pequeño.

Hay más cosas buenas pasando alrededor nuestro de las que nos damos cuenta. Hay más vida creciendo de la que nuestra vista enceguecida capta. El Reino está acá, entre nosotros (¡en nosotros!), esperando que lo reconozcamos para ayudarlo a crecer.

jueves, julio 17, 2008

Recordando a San Buenaventura

Vale la pena tener presente a este santo que, aunque no tan conocido como Tomás, tiene una enseñanza tan rica y una espiritualidad tan profunda. Un verdadero gigante...

«No crea nadie que le basta la lectura sin la unción, la especulación sin la devoción, la investigación sin la admiración, la circunspección sin el regocijo, la pericia sin la piedad, la ciencia sin la caridad, la inteligencia sin la humildad, el estudio sin la gracia divina, el espejo sin la sabiduría inspirada por Dios»

S. Buenaventura, Itinerarium mentis in Deum, Prol., 4.

martes, julio 15, 2008

Los desiertos

Por tanto, mira, voy a seducirla, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Oseas 2, 16

Lugar extraño si los hay, el desierto es al mismo tiempo el espacio de la tentación y del encuentro con Dios. Merton decía que Dios creó al desierto para ser algo valioso en sí mismo. No tiene ninguna utilidad, ninguna practicidad... quizás por eso el hombre que quiere ser él mismo tiene que ir al desierto, a experimentar la mordedura del mal y la seducción de Dios.

No es un lugar romántico el desierto. Es el lugar del amor, que no es lo mismo. Es el espacio de la lucha y la queja, del camino y el silencio. Pero también es donde vivimos la hospitalidad del hermano, donde nos sorprende la vida como un don escondido. Es donde descubrimos lo esencial.

No es fácil irse al desierto, y muchas veces no vamos con ganas, sino "empujados", como el mismo Jesús. Pero no hay que olvidar que quien nos empuja es el Espíritu, y que también ese tiempo de prueba está impregnado de su acción y su presencia. Tal vez allí nos espero esa fuente de vida que nuestra sed está pidiendo.


lunes, julio 14, 2008

Estuve escuchando algunos temas de fado, un ritmo músical característico de Portugal... todavía tengo que seguir escuchando, pero me gustó mucho, con una melancolía brumosa que se queda... me hizo acordar a ese bamboleo del mar contra los postes de un muelle, o el susurro de la marea que uno puede sentir a lo lejos cuando está en una ciudad marina... Y que se llame "fado", que quiere decir "destino" en portugués, le da más misticismo todavía a la música. Vale la pena descubrirlo.

viernes, julio 11, 2008

Hoy quiero animarme
a darte lo que tengo
sin pensarlo tanto
sin mirarme tanto

con la confianza puesta
en esa alquimia misteriosa
que transforma en algo nuevo
lo que tus manos tocan

soy interesado, lo sé:
al fin y al cabo
te las ingeniás siempre
para que vuelva a casa
con las manos
llenas

pero ahora, igual,
me cuesta el paso
necesito que vos
juntes los jirones
hasta que puedan
convertirse en ofrenda

hasta que pueda descubrir
en mi pobreza
tu nombre llamándome
una vez más.

martes, julio 08, 2008

Lo que nos hace seguir

Hay una expresión en inglés que me gusta mucho (acorde, ciertamente, con el espíritu del blog). Cuando alguien es determinado, decidido a enfrentar con decisión las cosas sin frenarse ante los obstáculos se dice que tiene "fire in the belly" ("fuego en la panza", literalmente). En un estilo más técnico (y más frío), he leído a algún autor que habla de "discernimiento atemático" o algo por estilo, cuando uno sigue avanzando, sin saber bien por qué, confiando, tal vez, en alguna oscura intuición que no nos permite bajar los brazos, aunque las apariencias no den demasiado lugar a la esperanza.

Es lo que viven apasionados como Jeremías, cuando afirma

Entonces dije: "No lo voy a mencionar,
ni hablaré más en su Nombre".
Pero había en mi corazón como un fuego abrasador,
encerrado en mis huesos:
me esforzaba por contenerlo,
pero no podía.


Es la pasión que consume a Jesús, que vino a traer fuego sobre la tierra (cf. Lc 12, 49). Es esa fuerza extraña que experimentamos muchas veces de modo misterioso, cuando algo nos
impide rendirnos... esa llama que arde sin consumirse y nos lleva hacia el corazón de la ofrenda.

Acompañar

Una de las historias más bellas de la Biblia es la de Tobías. En ese camino que el joven realiza, aparece un signo de la presencia compañera de Dios, el arcángel Rafael, retratado hasta el hartazgo por cientos de pintores. A Rafael le toca acompañar el camino de Tobías, para que todo se de acuerdo con el plan de Dios.


Esa historia (y esa imagen) es una puerta de entrada excelente para descubrir el amor personalísimo de Dios por cada uno de nosotros, que llama a cada estrella por su nombre y a cada uno da un ángel que lo cuide y acompañe. Pero además, es una invitación a ser, a su vez, acompañante.

Creo que podemos experimentar una cosa y otra de un modo privilegiado en la eucaristía. En ese camino que es la celebración litúrgica, Jesús nos va compartiendo su vida y nos muestra que él está a cada paso del sendero, avivando la esperanza con el fuego de su Palabra. Y a su vez, al reunirnos todos a rezar, a celebrar, nos descubrimos compañeros y caminantes. No vamos solos en la penumbra... hay más presencias amigas de las que uno se imagina. Es cuestión de abrir los ojos de la fe para percibir al Acompañante, al viajero que va con nosotros hasta que lleguemos al hogar.

Paciencia y humildad

El Evangelio de este último domingo resaltaba dos rasgos del corazón de Jesús: la humildad y la paciencia... ¿por qué estos, entre tantas virtudes y aspectos interesantes del misterio? La verdad es que hay rasgos de la personalidad más vistosos si uno se pone a pensar en Jesús. Pero en estos dos se ocultan riquezas insospechadas.

La paciencia no implica resignación ni desesperanza. Al contrario, sólo puede ser paciente quien tiene una confianza profunda en la realidad honda de las cosas, quien reconoce que no tiene el control de las cosas pero sabe a la vez que Dios está guiando el hilo de la historia. En el fondo, la paciencia se relaciona mucho con la humildad. Pues sólo quien se planta con realismo y aceptación en su propio suelo puede aprender a respetar tiempos, procesos, espacios...

Y la humildad será siempre ese "andar en verdad" del que hablaba Teresa. Ni tirarse abajo, ni creerse poca cosa, sino habitar la propia tierra con la serenidad del que se conoce pequeño y amado a la vez. Como Jesús, que sabía pedirle al Padre cada día que se haga su voluntad y se entregó confiado en sus brazos, sabiendo que él no dejaría que la entrega en la cruz cayera en tierra estéril.

martes, julio 01, 2008

Necesitamos símbolos

Cuando conocí la espiritualidad de Schöenstatt y el pensamiento de su fundador, el P. Kentenich, algo que me gustó mucho y que se que ha quedado conmigo es la importancia que el movimiento (y el Padre Kentenich) dan a lo que llaman "pensamiento simbólico". Es necesario encontrar símbolos que sinteticen nuestro espíritu. El símbolo concentra nuestra afectividad y le da cauce expresivo a la vez, es un elemento de comunicación fundamental.

Cuando escuché estas nociones por primera vez, quedé fascinado. Desde entonces he tratado de conocer más sobre la riqueza simbólica de mi tradición religiosa (y las de las otras), y también, de encontrar mis propios símbolos, aquellos que reflejan mis búsquedas y anhelos.

Dos de esos símbolos los llevo sobre mi pecho. A la vuelta de un retiro, cristalizó en mí la necesidad de vivir más profundamente el amor de Jesús en clave de ternura y mansedumbre. La imagen del cordero, que hasta ahora no me llamaba la atención, se convirtió en el ideal de esta búsqueda de mansedumbre.



Y la ternura... descubro cada vez más que la gente la necesita, que muchas veces lo que más están buscando en la Iglesia... es la ternura del corazón de Jesús. Entonces la imagen de la Virgen de la Ternura era la única opción.





Estas dos imágenes son un símbolo constante de lo que quiero vivir y comunicar a los demás.