Una buena pregunta para hacerse cada tanto es: ¿cuál es el nombre de mi esperanza? ¿Cuál es el deseo profundo, el cimiento donde descansan todos mis anhelos? ¿Dónde está el centro de mi laberinto?
Preguntar desbroza el camino para que el deseo verdadero aparezca entre las miles de pequeñas iniciativas que nos mezquinan el alma.
Preguntar desbroza el camino para que el deseo verdadero aparezca entre las miles de pequeñas iniciativas que nos mezquinan el alma.
1 comentario:
HOLA NO TE CONOZCO, PERO ME ENCANTA LO QUE DICES Y COMO LO DICES. MUCHAS GRACIAS POR ACOMPAÑARNOS CON TUS REFLEXIONES, OJALA ALGUN DIA ALGUIEN COLOQUE EN EL LUGAR QUE TOCA TODOS TUS ESCRITOS
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