jueves, abril 17, 2008

A veces, de golpe, sin que nada lo prepare ni lo anticipe, me asalta la alegría, la emoción, el gusto... inclusive en algunos momentos de tristeza, de dolor o cansancio. Primero me sorprendo, pero después me sonrío y pienso "seguro que alguien acaba de rezar por mí".

1 comentario:

Eustaquio y Hermenegildo dijo...

Tal vez la alegría y el gusto estén presentes, como implícitos hasta en la tristeza, en el dolor y en el cansancio. O tal vez mejor, sólo en esos momentos existan, como anunciando un mensaje subyacente... omnisciente