sábado, junio 23, 2007

Sobre la cruz

Un cura dijo una vez que la cruz era tener el corazón muy grande y los brazos muy chiquitos. Jesús nunca ama tanto como en la cruz. Sin embargo, nunca parece estar más impotente... y ahí se está regalando la salvación del mundo.
Cuando queremos ayudar al otro y encontramos rechazo; cuando no parecen surgir las palabras de consuelo o aliento a pesar de nuestro esfuerzo; cuando tenemos tanto deseo como imposibilidad de hacer algo por aquellos que amamos... ¿será un eco de ese misterio? De algún modo misterioso... ¿estaremos participando en ese amor crucificado que salva en su entrega confiada?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

«La cruz gloriosa
del Señor resucitado,
es el árbol de la salvación;
de él yo me nutro,
en él me deleito,
en sus raíces crezco,
en sus ramas yo me extiendo.

Su rocío me da fuerza,
su Espíritu como brisa me fecunda;
a su sombra he puesto yo mi tienda.
En el hambre es la comida,
en la sed es agua viva,
en la desnudez es mi vestido.

Angosto sendero, mi puerta estrecha,
escala de Jacob, lecho de amor
donde nos ha desposado el Señor.

En el temor es mi defensa,
en el tropiezo me da fuerzas
en la victoria la corona,
en la lucha ella es el premio.

Árbol de vida eterna,
misterio del universo.
Columna de la tierra
tu cima toca el cielo
y en tus brazos abiertos
brilla el amor de Dios.»

¿Hermoso cierto? Es un bellísimo canto del Camino Neocatecumenal. ¿Lo has ecuchado alguna vez?

ali mata dijo...

Padre, acabo de encontrar su blog. que bello! gracias por sus pensamientos, este me abrio los ojos a nuevas esperanzas... que Dios lo guarde!

rose!! dijo...

himno a la cruz lo mejor de los cantos del camino!!, ay q aprender a amar a tu cruz aunq cuesta mucho, pero el señor la pone en tu vida llena de bendiciones