Animarse a crear, confiando en que la belleza se abre paso y transforma nuestros balbuceos en palabra.
Animarse a confiar, aunque la herida grite miedos y abismos: del otro lado están el abrazo y el rostro.
Animarse a esperar, con la intuición de que en el surco ya anida y germina la promesa.
Animarse a la alegría, porque una parte de nuestra vida se esconde en la otra orilla y tira de nosotros hacia allí.
Animarse a amar sin límites ni cálculos, sin inversiones.
Animarse a vivir, en una intemperie que nos regala en cada momento algo nuevo...
3 comentarios:
Qué nombre raro ese de "al servicio del fuego", aunque ya sé que no es la intención me hace acordar a Farenheit...
Animarse a vivir el Ahora.
Buscando en google algo sobre el tema, vine a dar con tu poema, Edu...No podía creerlo cuando vi el autor ja. Me gusta mucho. Saludos,
Vinnie
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