Para algunos seguramente será simplemente una pérdida de tiempo. ¿Quién puede animarse a poner sus fichas en la esperanza?
Algunos se animarán:
quien intuya la vida germinando entre las ruinas,
quien encuentre una puerta más para golpear,
quien grite confiando en ser escuchado,
quien desee el encuentro con cada fibra de su cuerpo
quien descubra que su corazón vive más en otro que en sí mismo,
quien no se conforme con menos que con todo,
quien todavía se deje guiar por el horizonte,
y sobre todo, quien tenga viva dentro de sí la experiencia del amor. Sólo puede esperar quien guarda dentro suyo la caricia, la memoria de que la vida se abre paso a pesar de todo y puede salirnos al encuentro en cualquier momento. Quien lleva dentro de sí la semilla sagrada de la esperanza.
Algunos se animarán:
quien intuya la vida germinando entre las ruinas,
quien encuentre una puerta más para golpear,
quien grite confiando en ser escuchado,
quien desee el encuentro con cada fibra de su cuerpo
quien descubra que su corazón vive más en otro que en sí mismo,
quien no se conforme con menos que con todo,
quien todavía se deje guiar por el horizonte,
y sobre todo, quien tenga viva dentro de sí la experiencia del amor. Sólo puede esperar quien guarda dentro suyo la caricia, la memoria de que la vida se abre paso a pesar de todo y puede salirnos al encuentro en cualquier momento. Quien lleva dentro de sí la semilla sagrada de la esperanza.
3 comentarios:
No sé qué pudo llevarte a escribir algo así, pero de lo que sí estoy seguro es de que el Espíritu está detrás de tan sabias palabras.
La elocuencia es lo de menos, el estilo es arbitario, pero el contenido es profundamente conmovedor. Gracias, Edu. Sin consultarte, lo copié y lo pasé a una persona que estaba necesitando estas palabras, palabras del corazón, palabras de Dios.
Un abrazo directamente proporcional al tamaño de nuestra amistad.
Ciertamente que para esperar algo del futuro es necesario tener buena memoria del pasado. Así uno apuesta a la esperanza sabiendo que en el pasado no fue defraudado, sabiendo que fue amado y que contínuamente ha recibido pruebas de ese amor.
El peligro es cuando la memoria flaquea, cuando el cansancio nos gana y nos dejamos llevar por la desesperanza. De la desesperación se sale, de la desesperanza también, pero es mucho más arduo el camino de vuelta.
Hace tiempo que descubrí tu blog, ya ni me acuerdo cómo. Tampoco me acuerdo muy bien de dónde te conozco, creo que de alguna charla que diste como seminarista en algún retiro al que fui. Me llamo María, y soy de la Parroquia Resurrección del Señor, de Martínez. Hoy te vi en la profesión perpetua de Eugenia y te iba a saludar (bah, me iba a presentar) pero me dio cosita.
Espero pasar más seguido, me hace bastante falta un lugar como este, donde pueda encontrar palabras que me ayuden a no perder la memoria. Gracias!
Saludos!
No hay otro modo de seguir adelante en la vida sin esperanza. Aunque sea una pequeñita semilla de ilusión, algo que nos haga soñar, algo que nos haga sentir que somos fuertes y que podemos superarnos, eso -aunque no sea cierto- nos dará la fuerza suficiente para avanzar en el camino. La esperanza es una ayuda del 70%, el resto es trabajo de nuestra parte.
Un abrazo.
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