Después de la ordenación, he recuperado con mucha fuerza el gusto por la oración de completas, la oración antes del descanso nocturno de la liturgia de las horas. Es un rato corto para poner la jornada en manos de Dios... quizás porque el día está más cargado ahora con las preocupaciones y los dolores de tanta gente... quizás porque lo necesito más yo. No lo sé.
Pero a la noche cuando ya estoy metido en la cama, y sé que el teléfono no va a sonar, ni se escucha más nada salvo el ruido ocasional del algún auto, me hace mucho bien sentir que Dios está cuidando de mí, de tantos otros que me encontré a lo largo del día... Y después de terminar las completas, como es costumbre, una antífona a la Virgen. Ella sigue en vela y oración.
Nota: La foto muestra el altarcito de mi cuarto, lugar de silencio y encuentro cotidiano.
Pero a la noche cuando ya estoy metido en la cama, y sé que el teléfono no va a sonar, ni se escucha más nada salvo el ruido ocasional del algún auto, me hace mucho bien sentir que Dios está cuidando de mí, de tantos otros que me encontré a lo largo del día... Y después de terminar las completas, como es costumbre, una antífona a la Virgen. Ella sigue en vela y oración.
Nota: La foto muestra el altarcito de mi cuarto, lugar de silencio y encuentro cotidiano.
2 comentarios:
que reconfortante es dormirse luego de la oración! y que lindo es el despertar!como si uno viniera de un lugar inundado de paz.Gracias por hacerme volver a esa Paz.
Es una hora litúrgica que cuesta rezar... ya te darás cuenta porque. Bendiciones.
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