Uno de los misterios más grandes, ciertamente, es el de la comunión... esa intuición, profunda por momentos, oscura por otros, de estar unido a todos, a tantos... es el misterio del amor, que, como decía un sabio, hace que vayamos "el uno en el otro". Es saber que llevamos un poco del otro, y que el otro se lleva algo nuestro. Hay una trampa, igual. Si uno no se entrega, no hay comunión. La unión nace de la entrega, que paradójicamente, nos afirma más todavía en nuestra persona y nos hace crecer...
1 comentario:
Mirá padre aporto e ilumino tus dichos:
"...¡Siempre hay múltiples formas de comunión! Algunos con la presencia, otros con el deseo y el acompañamiento del afecto y la oración. ¡Hay tantas formas posibles que podemos inventar para seguir estando juntos!... ¡Felizmente, en la vida, todos podemos acompañar a alguien de manera particular!... No tenemos que dejar de hacerlo. La vida es para eso: Para que el alma se nos vaya llenando de nombres propios. Yo en ti, tú en mí".
En la comunión no hay trampas. Yo doy por amor, el amor es entrega.
La única trampa es pensar y decir una cosa y luego actuar de manera diferente. Siempre nos engañamos primero a nosotros mismos. El que ama anda siempre en la verdad.
Lindo apunte. Gracias!
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