De acá a un tiempo toda la movida new age parece ir girando de un interés por una espiritualidad por momentos más difusa y sin identificación concreta a una renovado interés por las tradiciones místicas de las grandes religiones (Madonna especialmente ha puesto a la Cábala en primera línea) . En mis numerosas recorridas por librerías, encuentro que en los sectores dedicados a la "autoayuda y espiritualidad" ahora aparecen junto a obras de autores ignotos y doctrinas llamativas y extrañas, muchos (¡realmente muchos!) libros de la M. Teresa, Juan Pablo II y otros autores cristianos, que si bien uno a veces encontraba (con un poco de suerte y paciencia conseguí hace unos años "Camino de Sencillez" de la M. Teresa en una librería laica). Los textos de los espirituales del Islam también aparecen ahora en mayor cantidad.
Como todo fenómeno, tiene sus rasgos ambiguos. Empezando por los negativos, me parece que aún en este renovado interés por las tradiciones espirituales del cristianismo, el judaísmo y el Islam encontramos las mismas limitaciones que en otros fenómenos de la New Age.
El primero que me llama la atención es un falso universalismo, que tiene, me parece, detrás, un cierto espíritu marketinero. Paso a explicarme más. Se presenta muchas veces estas tradiciones espirituales pero con una falta de identidad o una dilución de sus rasgos para hacerla accesible para todos sin cambiar nada en la propia vida. En la página del Kabbalah Center (el mismo al que asisten Madonna y los notorios de turno) aparece esto con una claridad meridiana: no hace falta dejar de ser cristiano ni musulmán para interesarse en la cábala. Esto, que tiene su matiz de verdad, sin embargo aquí pareciera apuntar a otro objetivo: llegar a más gente, "venderse" más. Y no pelearse con nadie.
Otro elemento inquietante es el uso del vocabulario: me llamó la atención como las palabras "poder", "fuerza", etc. son las que ocupan más lugar. Se trata de liberar el poder interior, la fuerza latente. "Amor", "encuentro", "ascesis", "entrega"... (¡Dios!) aparecen poco o nada. Es decir que el objetivo parece pasar primero por un fuerte ejercicio de autoafirmación, y no tanto por un deseo de encuentro con el otro, con el amado.
Elementos negativos aparte, creo que esto habla de una nostalgia profunda de Dios, o al menos de absoluto, de una experiencia integradora. Como todo deseo, tiene sus ambigüedades y su necesidad de purificación, pero no por eso es menos auténtico.
Además, hay una necesidad de hacer experiencia, de que lo anhelado se plasme de un modo u otro en la vida, que deje huellas. El problema quizás es que no aparece la dimensión ascética de la mística. Por decirlo de algún modo, queremos Domingo de Pascua sin Viernes Santo.
Pero este deseo, este anhelo de una experiencia no es poca cosa. Me parece que nos puede abrir a redescubrir que la experiencia espiritual, el viaje místico no es para algunos pocos elegidos con experiencias extraordinarias (y, por otro lado, cualquiera que haya leído a los que en general se denomina "místicos" sabrá que dicho itinerario no pasa por eso). Es para todos. Creo que tenemos que animarnos a decir que deseamos a Dios, que ese anhelo está en nosotros, que hay en nuestro corazón un abismo que llama a otro abismo para ser colmado... Y, como Iglesia, animarnos a proponer, para los que buscan y para los que ya hemos sido encontrados, los "canales adecuados para promover el auténtico encuentro con Dios" (Navega Mar Adentro 29).
Como todo fenómeno, tiene sus rasgos ambiguos. Empezando por los negativos, me parece que aún en este renovado interés por las tradiciones espirituales del cristianismo, el judaísmo y el Islam encontramos las mismas limitaciones que en otros fenómenos de la New Age.
El primero que me llama la atención es un falso universalismo, que tiene, me parece, detrás, un cierto espíritu marketinero. Paso a explicarme más. Se presenta muchas veces estas tradiciones espirituales pero con una falta de identidad o una dilución de sus rasgos para hacerla accesible para todos sin cambiar nada en la propia vida. En la página del Kabbalah Center (el mismo al que asisten Madonna y los notorios de turno) aparece esto con una claridad meridiana: no hace falta dejar de ser cristiano ni musulmán para interesarse en la cábala. Esto, que tiene su matiz de verdad, sin embargo aquí pareciera apuntar a otro objetivo: llegar a más gente, "venderse" más. Y no pelearse con nadie.
Otro elemento inquietante es el uso del vocabulario: me llamó la atención como las palabras "poder", "fuerza", etc. son las que ocupan más lugar. Se trata de liberar el poder interior, la fuerza latente. "Amor", "encuentro", "ascesis", "entrega"... (¡Dios!) aparecen poco o nada. Es decir que el objetivo parece pasar primero por un fuerte ejercicio de autoafirmación, y no tanto por un deseo de encuentro con el otro, con el amado.
Elementos negativos aparte, creo que esto habla de una nostalgia profunda de Dios, o al menos de absoluto, de una experiencia integradora. Como todo deseo, tiene sus ambigüedades y su necesidad de purificación, pero no por eso es menos auténtico.
Además, hay una necesidad de hacer experiencia, de que lo anhelado se plasme de un modo u otro en la vida, que deje huellas. El problema quizás es que no aparece la dimensión ascética de la mística. Por decirlo de algún modo, queremos Domingo de Pascua sin Viernes Santo.
Pero este deseo, este anhelo de una experiencia no es poca cosa. Me parece que nos puede abrir a redescubrir que la experiencia espiritual, el viaje místico no es para algunos pocos elegidos con experiencias extraordinarias (y, por otro lado, cualquiera que haya leído a los que en general se denomina "místicos" sabrá que dicho itinerario no pasa por eso). Es para todos. Creo que tenemos que animarnos a decir que deseamos a Dios, que ese anhelo está en nosotros, que hay en nuestro corazón un abismo que llama a otro abismo para ser colmado... Y, como Iglesia, animarnos a proponer, para los que buscan y para los que ya hemos sido encontrados, los "canales adecuados para promover el auténtico encuentro con Dios" (Navega Mar Adentro 29).
5 comentarios:
La onda es que nada te cueste nada. _O sea, que nada valga nada. Yo leo 3 líneas de cualquier libro en esa onda, o los centenares de mails que recibo estilo "los dones que hay en ti" y me da náuseas. Quiero decir, por ejemplo, una vez alguien me agradecía supuestas cualidades mías con la acotación final: "Gracias a las personas como tú, de las que el bien fluye yaddayaddayadda, deja que siga fluyendo tu bondad blablemeeeeee". Como estoy en tu casa ;-) voy a cuidar mi vocabulario, pero además, justo me llegó en Cuaresma. Y yo grité para mis adentros: "Fluye un cuerno!!!!!!. Dios y yo estuvimos y estamos laburando mucho en eso, pero mucho. Yo sé de la intensa capacidad de mal que hay en mí, y no sólo capacidad con frecuencia, sino acto. No 'fluye' nada!!!!!!." Bue, es aquello de don y tarea, no? Y engancho con una expresión de San Ignacio de Loyola que se puede aplicar casi a cualquier aspecto ;-) y a la ascesis también: "Hacer como si todo dependiera de nosotros y esperar como si todo dependiera de Dios." Tal vez esas búsquedas son un paso adelante para quienes no se preguntaban nada, pero cuando los católicos empiezan a identificarse con esas 'doctrinas' babosas, edulcoradas, amorfas, inconsistentes, porque "son cosas compatibles con cualquier religión"...ay ay ay, qué pena negra...
El tema es que además estas vertientes no son verdaderas representantes de la religión a la que dicen suscribir. Es como si alguien se comprara uno de esos libros que se llaman "El poder de la oración. Como ser exitoso, rico, lindo, etc. a través de ella" o uno sobre ángeles y pensara que es cristiano. Ser budista en serio es muy exigente, y el zen (que es el que conozco un poco más) tiene una disciplina intensa. La frase de San Ignacio es muy buena, porque ¡es así! Todo lo bueno que hacemos es gracia. Pero a la vez, siempre está la posibilidad de decir que no, de negarse... es un misterio.
Lindo post =D
Se me fue un comentario que te estaba haciendo y no suele pasarme así...¡curioso! ¡pero insistiré!
Gracias por gustar de mi país, todos temos cosas buenas y, ¡menos buenas! ;)
¿Conoces a la poeta Gabriela Mistral? Es chilena, premio Nobel de literatura 1945 y es maravillosa.
Este post me ha recordado uno que he visto del profesor Lloberas de Barcelona, dedicado a lo oscuro, bien tétrico, de algunas manifestaciones nada inocentes de estas religiones, sectas, etc. Lo encuentras acá:
Blog del profesor Loberas
Suena medio harrypotesco pero si fuera verdad...échale una mirada.
Gracias por tus palabras sobre mis haikus. Son un pasatiempo. Me gusta usar el lenguaje si puedo, al menos trato.
Eduardo, yo tengo una imagen de la new age que es la siguiente: es ofrecer un supermercado de la espiritualidad para que cada uno con su carrito arme el combo que mas le convenga por ejemplo 30%de meditacion zen 25 % de estudio de la kabala 15 % de esoterismo 10 % de yoga y 20 % de tantra nas sahumerios de regalo. Responde de modo utilitarista a una necesidad humana y universal de la que hablas.
Te invito a ver mi blog que esta en pañales http://fueradecampo.blogspot.com
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