A pesar de todo, no desesperar de buscar la comunión.
Ir lo más pronto posible a lo esencial. Escuchar, siempre, intuir, aún detrás de un modo ácido o brusco, la verdad que se quiere proteger o presentar.
No dejar de buscar el encuentro. No rendirse frente a la dureza.
Siempre, siempre, purificar el corazón: despojarlo de toda manipulación, de todo deseo de victoria. Confiar en la fuerza de la verdad, que termina por abrirse paso.
Y saber que esta nunca puede ir separada del amor: pues para el que cree en una Verdad que también es Amor, y Amor-Persona, el modo en que se defiende el punto de vista y se escucha el del otro es tan importante como aquello que se presenta.
Ir lo más pronto posible a lo esencial. Escuchar, siempre, intuir, aún detrás de un modo ácido o brusco, la verdad que se quiere proteger o presentar.
No dejar de buscar el encuentro. No rendirse frente a la dureza.
Siempre, siempre, purificar el corazón: despojarlo de toda manipulación, de todo deseo de victoria. Confiar en la fuerza de la verdad, que termina por abrirse paso.
Y saber que esta nunca puede ir separada del amor: pues para el que cree en una Verdad que también es Amor, y Amor-Persona, el modo en que se defiende el punto de vista y se escucha el del otro es tan importante como aquello que se presenta.