martes, septiembre 11, 2007

Somos fruto de la compasión y la oración de Jesús. Él ha visto el dolor, la soledad y la desorientación... y nosotros podemos ser esa respuesta a su súplica al Padre. ¿No es increíble pensar que nuestro nombre es pronunciado en el secreto del abrazo trinitario?

La gente sigue buscando tocar a Jesús, aferrarse a él, rozar al menos el borde de su manto... queda en nosotros recordar el misterio de esa elección, nuestro nombre secreto, pronunciado por el amor... y dejar que la misericordia siga alcanzando corazones y vidas, transformando historias, liberando ataduras.

4 comentarios:

Raquel dijo...

Qué hermosa la reflexión de hoy. Me ha impresionado meditar en lo que decías de que Dios pronuncia mi nombre, de que la Trinidad piensa en mí.
Gracias y un saludo!

Juan Ignacio dijo...

El que creían muerto... está bien Vivo
Abrazo amigo!!

ali mata dijo...

no es increible pensar que nuestro nombre es pronunciado en el secreto del abrazo trinitario?

al leer esto me conmovi. Dios, desde la eternidad piensa en mi...y en ti...y en cada uno de nosotros. Aleluya!

Anónimo dijo...

A este desierto has de venir...
allí hablaremos en secreto...

Nos sentaremos junto al olivo
pues la higuera yace maldita...

Ya el vino está... prometido
y su amargura se espesa...
porque es el agua de la agonía...
ahora debemos beberla.

Escamparon las nubes...
el nuevo sol nos calienta...

(Alguien caminó y habló
por estas arenas...)
estas piedras son testigos...

Ellas podrán ser cómplices
de lo que ahora decimos...
y en cuanto a la profunda tierra,
ella es el lugar donde las palabras
nos cautivarán
en el absoluto
silencio