miércoles, septiembre 26, 2007

A María de la Merced


Mis cadenas
sólo están rotas
en tus manos

de otro modo
sigo siempre
prisionero

tu amor me mira
rescatador
y tan dulce libera
que ya estoy fuera
con sólo una caricia

cómo decirte
que te quiero tanto
no me sale en tan poco

pero bueno
vos sabrás liberar
el amor
de mis palabras pobres

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenasssss...El poema me hizo acordar a algo que sentí el otro día, orando. No soy especialmente mariana ni estaba hablando con Ella, pero se encargó de meterse igual ;-). Y sentí como una certeza que espero no salga -mucho ;-)- de la ortodoxia, pero era algo como "Si en tu vida hubiera mil motivos para condenarte y uno para salvarte, María le insistiría mucho a Jesús que te salve para el amor eterno, por éste solo motivo. Y lo lograría."...en fin, puede ser la diferencia entre un estado de angustia eterno y un estado de angustia "transitorio", hasta aprender a desear con toda la vida lo que realmente vale la pena (el Purgatorio es una buena idea, salva la misericordia y la justicia al mismo tiempo, me parece...). Un abrazo en Jesús.

Pál dijo...

Hola amigo! En verdad me gustó mucho... especialmente me sentí reflejado en reconocer cómo hay cadenas que intentamos con toda nuestra fuerza romper, quizás por mucho tiempo... y tras tanto dolor y tanta frustración, fuimos regalados con una caricia... y entonces, en el amor, pudimos contemplar como se deshace el eslabón...
Hace tiempo que no pasaba. Y con mi reciente cambio de rumbo necesitaba encontrar una sombrita donde descansar... Gracias Edu!
Ayer empecé a armar mi blog, echadospanzaarriba... viene muy peque todavía... pero ya va corriendo un hilito de vida...
Un abrazo grande.
Pablito.