lunes, septiembre 27, 2010

Gestos de amor - Permanecer despiertos

Amar es permanecer despiertos. Elegir una vida con el corazón y los ojos abiertos, capaces de estar atentos a lo que pasa dentro de nosotros y a nuestro alrededor.  Esto no es fácil. Pareciera que las pesadillas nos esperan al despertar y por eso mismo elegimos dormirnos, entumecernos frente a lo que pasa y nos pasa. Sin embargo, lo que no percibimos desde la atención no deja por eso de anidar en algún rincón para lastimarnos y dominarnos. Tal vez por eso la atención es una disciplina espiritual que está en el corazón de todo viaje espiritual y de toda verdadera experiencia de crecimiento. Y probablemente por eso mismo en muchas religiones las experiencias de crecimiento se vinculan con un despertar. Así se les decía a los primeros cristianos al bautizarlos: “Despierta, tú que duermes en la sombras”. Y cuando a un maestro Zen le preguntaron cuál era el secreto para la iluminación dijo “Atención. Atención. Atención”.



El amor pide estar despierto. Es mentira que el amor es ciego: pide cada vez más luz, porque el amor no puede vivir si no va a lo más profundo. Cuando el amor está despierto, anticipa la realidad y permite que eso que soñamos deje de ser sueño y empiece a ser realidad.

Hacer este camino pide una verdadera entrega, un don de uno mismo, un despojarse de la omnipotencia, porque para poder estar atentos hay que vaciarse de uno mismo. Y esto es una cruz, un dolor, una muerte. Pero es una muerte grávida de vida, un dolor necesario para ganar esa hondura indispensable para crecer, amar y ser feliz. 

3 comentarios:

Natalio Ruiz dijo...

Es tan cierto... tan sencillo... y tan complicado. Vale para la vida espiritual, para los negocios, para la vida matrimonial, para la vida vocacional.

Es un click, toda la diferencia.

Muy bueno!

Respetos atentos.

Natalio

Cris M dijo...

Una vez más, parece que lo escribiste para mi. Nuevamente, después de tanto tiempo sin postear, llegas con la observación que estaba precisando puesta en palabras que todos entendemos. Gracias Eduardo!

Toto D´Agosto dijo...

Me gustó, mucho.