martes, enero 22, 2008

Cuando el miedo tiene nombre

Desde chico me encantaron los cuentos y las novelas de terror. Todavía recuerdo cuando para mi primera comunión me regalaron el libro "¡Socorro!" de Elsa Bornemann, que leí en una tarde pero sufrí durante unas cuantas noches de insomnio, cuando las imágenes de los cuentos parecían volver evocadas por algún ruido desconocido o alguna silueta amenazadora que creaban las sombras de mi cuarto.

Con el tiempo, fui pasando por otros: E. Allan Poe, Lovecraft y su círculo, Stephen King, distintas leyendas y cuentos populares, además de leer bastante sobre los monstruos del mundo real y sobre ovnis, leyendas urbanas, religiones exóticas y demás. A pesar del morbo y del miedo, volvía constantemente sobre estas lecturas. Ciertamente no soy el único, y el constante resurgir del horror en la literatura y el cine da prueba de que hay algo en el género que toca un aspecto del corazón.

Creo que en parte tiene que ver con la dimensión de fantasía y emoción que estos relatos poseen. Pero, más aún, creo que lo que hace que los monstruos, fantasmas, vampiros y engendros varios repueblen constantemente las bibliotecas y cines es que hay una cierta liberación en el relato de horror (Bettelheim decía algo así con respecto a los cuentos de hadas, y creo que en esta misma línea pueden estar los cuentos de miedo).


Aún en los relatos más desesperantes (al estilo de Lovecraft), el horror toma forma, historia y aún nombre en los cuentos de terror. Y eso siempre libera del miedo. Cuando lo temido se hace presente, se disipan las ilusiones: sólo queda la posibilidad de huir o luchar, del valor. El monstruo representa muchas veces esos miedos escondidos en lo profundo, que salen a la luz en las distintas creaturas del horror. Y frente a ellos, surgen también los héroes. Podemos identificarnos con sus luchas, y enfrentar nuestros propios monstruos con más facilidad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Levantarte un día y sin pensar que lo que nos espera en la jornada va a ser terrible, no saber que te espera en el proximo minuto. Recibir una visita, esperada, y esperando que traiga noticias de paz, descubrir que la noticia será todo lo contrario,vendrá cargada de humillación, discordia y dolor , pensar que una no merece más que lo que encuentra a su paso y sin embargo , con la fuerza de un angel levantarte todos los días y luchar, perdonar y continuar....
He visto mis monstruos: el miedo a la soledad, a no ser entendida,
comprendida y más aún el no poder luchar contra nada ni nadie , a veces ni siquiera yo soy capaz de entenderlo....
Todo esto me lleva a pensar, que no tengo que entender, sino fiarme de Él que me guiará en buen camino, me acompañará y no me abandonará....por que , ¿que padre abandona a un hijo, a su suerte, más viendolo herido?...........

Miriam Jaramillo dijo...

Complacida de visitarte. Regresare a leerte. Con infinito respeto.

Octavio dijo...

Cuando el corazón y el entendimiento humano se prestan a lo imposible, a lo misterioso, a lo mágico e incluso a lo morboso, se hecha a correr un mecanismo extraño. El humano necesita dar lugar a lo fantástico, como también necesita exorcizar sus miserias. Y el terror, metáfora por medio, es una manera muy gráfica para hacerlo.

Va que se yo.

Edu, muy bueno lo tuyo

Libre Pensamiento dijo...

Recién escucho que su jefe, Benedicto, le puso nombre al miedo de los creyentes: infierno. Todo vuelve ¿no?

goloviarte dijo...

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