En estos días la liturgia nos regala la lectura continuada del libro de Job, con su lírica descarnada y fina a la vez. El lenguaje de Job, al igual que el de muchos salmos y otros textos bíblicos parece contrastar con el lenguaje edulcorado de muchos libros piadosos y de espiritualidad actuales. Más allá de lo que obviamente pueda estar limitado por el contexto cultural y religioso en el que fueron escritos hay un elemento que me parece universalmente válido. Es su dimensión conflictiva.
Job es un hombre que se enfrenta con su sufrimiento como inocente. Los salmos cantan - o mejor, gritan - la persecución injusta y el lamento del abandonado de Dios. Y lo hacen con fuerza: le preguntan a Dios por qué los ha abandonado; se lamentan por estar vivos o lloran por sentirse muertos. Muy lejos de la resignación que a veces se enseña o se admira.
El creyente tiene que vivir la experiencia del conflicto en uno o más momentos de su vida. También en la relación con Dios. Creo que le ahorramos a Dios algunos conflictos o preguntas... porque en el fondo nos da un poco de miedo que no nos pueda responder. Al final, entrar en conflicto con Dios es una cuestión de fe. Al igual que la personas insegura no se anima a pelearse porque teme la pérdida del vínculo, no nos animamos a debatir con Dios porque nuestra intimidad no es lo suficientemente fuerte.
Pero el que hace la experiencia del Dios amor, también tarde o temprano choca con la experiencia del mal, con el horizonte de la cruz. Y entonces se hace necesario integrar esa dimensión de la vida en la relación con Dios. Desde la certeza de sabernos amados y buscando profundizar ese amor. Pero pasando a través del conflicto, sin obviarlo. Como los creyentes del Antiguo Testamento, que han sido grandes cuestionadores de Dios: desde Abraham y la pelea por Sodoma, pasando porJacob, el que luchó contra Dios hasta el amanecer y llegando a Moisés. Como María, que preguntó; como Jesús, que vivió también el Getsemaní y se animó a confiar...
Después está la paz, la alegría, el nombre nuevo, el amor probado. Dejo como testimonio la oración que escribiera Elie Wiesel tras un largo conflicto con Dios.
Job es un hombre que se enfrenta con su sufrimiento como inocente. Los salmos cantan - o mejor, gritan - la persecución injusta y el lamento del abandonado de Dios. Y lo hacen con fuerza: le preguntan a Dios por qué los ha abandonado; se lamentan por estar vivos o lloran por sentirse muertos. Muy lejos de la resignación que a veces se enseña o se admira.
El creyente tiene que vivir la experiencia del conflicto en uno o más momentos de su vida. También en la relación con Dios. Creo que le ahorramos a Dios algunos conflictos o preguntas... porque en el fondo nos da un poco de miedo que no nos pueda responder. Al final, entrar en conflicto con Dios es una cuestión de fe. Al igual que la personas insegura no se anima a pelearse porque teme la pérdida del vínculo, no nos animamos a debatir con Dios porque nuestra intimidad no es lo suficientemente fuerte.
Pero el que hace la experiencia del Dios amor, también tarde o temprano choca con la experiencia del mal, con el horizonte de la cruz. Y entonces se hace necesario integrar esa dimensión de la vida en la relación con Dios. Desde la certeza de sabernos amados y buscando profundizar ese amor. Pero pasando a través del conflicto, sin obviarlo. Como los creyentes del Antiguo Testamento, que han sido grandes cuestionadores de Dios: desde Abraham y la pelea por Sodoma, pasando porJacob, el que luchó contra Dios hasta el amanecer y llegando a Moisés. Como María, que preguntó; como Jesús, que vivió también el Getsemaní y se animó a confiar...
Después está la paz, la alegría, el nombre nuevo, el amor probado. Dejo como testimonio la oración que escribiera Elie Wiesel tras un largo conflicto con Dios.
Señor del Universo, hagamos las paces. Ya es hora. ¿Cuánto más podemos seguir enojados?Más de cincuenta años han transcurrido desde que terminó la pesadilla. Muchas cosas, buenas y menos buenas, les han pasado desde entonces a los que sobrevivieron a ella. Aprendieron a construir sobre las ruinas. Se recreó la vida familiar.Nacieron hijos, se entablaron amistades. Aprendieron a tener fe en su entorno, incluso en sus semejantes.
La gratitud ha reemplazado a la amargura en su corazón. Nadie es tan capaz de agradecimiento como ellos. Agradecimiento hacia cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar sus relatos y convertirse en su aliado en la batalla contra la apatía y el olvido. Para ellos cada momento es una gracia.Oh, no perdonan a sus asesinos ni a los cómplices de éstos, ni deberían hacerlo. Ni tampoco deberías hacerlo tú, Señor del Universo. Pero ya no miran con recelo a todo el que pasa. Ni ven en cada mano un puñal.
¿Significa esto que las heridas de su alma han sanado? Nunca sanarán. Mientras una sola chispa de las llamas de Auschwitz y Treblinka brille en su memoria, mi alegría estará incompleta.
¿Qué hay de mi fe en ti, Señor del Universo? Ahora me doy cuenta de que nunca la perdí, ni siquiera allí, durante las horas más oscuras de mi vida. No sé por qué seguí susurrando mis oraciones diarias, y las reservadas para el Sabbath, y para los días festivos, pero las recitaba, a menudo con mi padre y, en la víspera de Rosh Hashanah, con cientos de prisioneros de Auschwitz. ¿Era porque las oraciones seguían siendo un lazo con el mundo desaparecido de mi infancia?Hagamos las paces...
Pero mi fe ya no era pura. ¿Cómo podía serlo? Estaba llena de angustia en lugar de fervor, de perplejidad más que de piedad. En el reino de la eterna noche, en los Días del Temor, que son los Días del Juicio, mis plegarias tradicionales estaban dirigidas a ti y también contra ti, Señor del Universo. ¿Qué me hirió más: tu ausencia o tu silencio? En mi testimonio escribí palabras duras, palabras ardientes, sobre tu papel en nuestra tragedia. No las repetiría hoy. Pero las sentía entonces. Las sentía en cada célula de mi ser. ¿Por qué dejaste, si no permitiste, que el asesino día tras día, noche tras noche, torturara, matara y aniquilara a decenas de miles de niños judíos? ¿Por qué fueron abandonados por tu Creación?
Estos pensamientos de ningún modo estaban dirigidos a disminuir la culpa de los culpables. Su culpabilidad establecida es irrelevante con respecto a mi problema contigo, Señor del Universo. En mi niñez, no esperaba demasiado de los seres humanos. Pero esperaba todo de ti.
¿Dónde estabas, Dios de la Bondad, en Auschwitz? ¿Qué pasaba en el cielo, en el tribunal celestial, mientras tus hijos eran elegidos para la humillación, el aislamiento y la muerte sólo porque eran judíos? Estas preguntas me han perseguido por más de cinco décadas.Tienes muchos defensores de palabra, sabes. Se me dieron muchas respuestas teológicas, tales como: Dios es Dios. Sólo Él sabe lo que hace. Uno no tiene derecho a cuestionarlo a Él o a Sus acciones. O: Auschwitz fue un castigo por los pecados de asimilación y/o sionismo de los judíos europeos. Y: ¿Acaso Israel no es la solución? Sin Auschwitz, no hubiera habido Israel.Rechazo todas estas respuestas. Auschwitz deber ser y será para siempre un signo de pregunta: no puede ser concebido ni con Dios ni sin Dios.
Llegado un punto, empecé a preguntarme si no era injusto contigo.Después de todo, Auschwitz no era algo que viniera armado del cielo. Fue concebido por hombres, implementado por hombres, manejado por hombres.Y su objetivo no sólo era destruirnos a nosotros sino también a ti. ¿No deberíamos pensar en tu dolor también? Al ver a tus hijos sufrir a manos de tus otros hijos, ¿no has sufrido tú también?
Mientras los judíos otra vez empezamos a celebrar el Año Nuevo, preparándonos para orar por un año de paz y felicidad para nuestro pueblo y todos los pueblos, hagamos las paces, Señor del Universo. ¿A pesar de todo lo que pasó? Sí, a pesar de todo. Hagamos las paces: para el niño que hay en mí, es insoportable estar separado de ti durante tanto tiempo.
La gratitud ha reemplazado a la amargura en su corazón. Nadie es tan capaz de agradecimiento como ellos. Agradecimiento hacia cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar sus relatos y convertirse en su aliado en la batalla contra la apatía y el olvido. Para ellos cada momento es una gracia.Oh, no perdonan a sus asesinos ni a los cómplices de éstos, ni deberían hacerlo. Ni tampoco deberías hacerlo tú, Señor del Universo. Pero ya no miran con recelo a todo el que pasa. Ni ven en cada mano un puñal.
¿Significa esto que las heridas de su alma han sanado? Nunca sanarán. Mientras una sola chispa de las llamas de Auschwitz y Treblinka brille en su memoria, mi alegría estará incompleta.
¿Qué hay de mi fe en ti, Señor del Universo? Ahora me doy cuenta de que nunca la perdí, ni siquiera allí, durante las horas más oscuras de mi vida. No sé por qué seguí susurrando mis oraciones diarias, y las reservadas para el Sabbath, y para los días festivos, pero las recitaba, a menudo con mi padre y, en la víspera de Rosh Hashanah, con cientos de prisioneros de Auschwitz. ¿Era porque las oraciones seguían siendo un lazo con el mundo desaparecido de mi infancia?Hagamos las paces...
Pero mi fe ya no era pura. ¿Cómo podía serlo? Estaba llena de angustia en lugar de fervor, de perplejidad más que de piedad. En el reino de la eterna noche, en los Días del Temor, que son los Días del Juicio, mis plegarias tradicionales estaban dirigidas a ti y también contra ti, Señor del Universo. ¿Qué me hirió más: tu ausencia o tu silencio? En mi testimonio escribí palabras duras, palabras ardientes, sobre tu papel en nuestra tragedia. No las repetiría hoy. Pero las sentía entonces. Las sentía en cada célula de mi ser. ¿Por qué dejaste, si no permitiste, que el asesino día tras día, noche tras noche, torturara, matara y aniquilara a decenas de miles de niños judíos? ¿Por qué fueron abandonados por tu Creación?
Estos pensamientos de ningún modo estaban dirigidos a disminuir la culpa de los culpables. Su culpabilidad establecida es irrelevante con respecto a mi problema contigo, Señor del Universo. En mi niñez, no esperaba demasiado de los seres humanos. Pero esperaba todo de ti.
¿Dónde estabas, Dios de la Bondad, en Auschwitz? ¿Qué pasaba en el cielo, en el tribunal celestial, mientras tus hijos eran elegidos para la humillación, el aislamiento y la muerte sólo porque eran judíos? Estas preguntas me han perseguido por más de cinco décadas.Tienes muchos defensores de palabra, sabes. Se me dieron muchas respuestas teológicas, tales como: Dios es Dios. Sólo Él sabe lo que hace. Uno no tiene derecho a cuestionarlo a Él o a Sus acciones. O: Auschwitz fue un castigo por los pecados de asimilación y/o sionismo de los judíos europeos. Y: ¿Acaso Israel no es la solución? Sin Auschwitz, no hubiera habido Israel.Rechazo todas estas respuestas. Auschwitz deber ser y será para siempre un signo de pregunta: no puede ser concebido ni con Dios ni sin Dios.
Llegado un punto, empecé a preguntarme si no era injusto contigo.Después de todo, Auschwitz no era algo que viniera armado del cielo. Fue concebido por hombres, implementado por hombres, manejado por hombres.Y su objetivo no sólo era destruirnos a nosotros sino también a ti. ¿No deberíamos pensar en tu dolor también? Al ver a tus hijos sufrir a manos de tus otros hijos, ¿no has sufrido tú también?
Mientras los judíos otra vez empezamos a celebrar el Año Nuevo, preparándonos para orar por un año de paz y felicidad para nuestro pueblo y todos los pueblos, hagamos las paces, Señor del Universo. ¿A pesar de todo lo que pasó? Sí, a pesar de todo. Hagamos las paces: para el niño que hay en mí, es insoportable estar separado de ti durante tanto tiempo.
22 comentarios:
Es la primera vez que paso por aca. No soy precisamente católico, pero hay un par de preguntas que me fueron despertadas por este post.
¿Es tu dios un dios vulnerable?
Lo pregunto porque está claro que todopoderoso no puede ser, en tanto Auschwitz es un buen (mal) ejemplo de la autonomía humana. Para exculpar a dios de la barbarie de este mundo es necesario que no sea todopoderoso, y también que no soporte impasible ver a un chico morirse de hambre.
Tengo que pensar que tu dios no puede solucionar eso, o bien que por alguna razón su obra es muy imperfecta. Si dios sufre entonces es muy humano, pero más aceptable al menos para mí, aunque yo no crea en ninguno.
Saludos.
Pensando en el comentario de Jack Celliers me animo a decir que de mi parte pienso que Dios si es todopoderoso, pero eso no significa que utilize sus poderes a doquier. Dios nos dió el poder de voluntad (lo que asegura su no intervencionismo), lo que en inglés se suele llamar como "free will". Para exculpar a Dios de la barbarie del mundo no es necesario admitir que no es todopoderoso (sino, no sería Dios, uno de los supuestos teológicos es justamente que es todopoderoso además que omniscente y omnipresente). Como dijiste, Auschwitz es buen (mal) ejemplo del poder de autonomía y tambien ejemplo del respeto a rajatabla de lo que yo llamaría "contrato" que Dios hizo con los hombres de no intervenir aún en esas circunstancias horribles. Se supone, según la religión judeocristiana, que los pecados en todo caso serán juzgados post morten y los artífices de tales maldades no tendrán acceso al paraíso, e inclusive sus almas serían alojadas en el infierno (donde será lágrimas y crujir de dientes). Este concepto de que los malos irán al infierno personalmente no me agrada y estoy de acuerdo con la movida del artista argentino León Ferrari sobre la remoción de esas ideas en el dogma de la iglesia. Pero más alla de mi opinión personal y lo que teóricamente pueda pasar post mortem, insisto que para mí no se contradice la supuesta "impacibilidad" de Dios ante Auschwitz o un niño muriendose de hambre con la calidad de Dios de ser todopoderoso.
Si puedo objetar un detalle: el respeto a la independencia de la conducta humana puedo entenderlo, pero yo no hablo de eso. Cuando dios contempla sin actuar a un chico que muere de hambre no está respetando su voluntad autónoma, esa explicación no sirve. Debería haber otra, si es que la hay.
A todo esto: llegué acá porque tengo - misteriosamente - algún que otro lector católico en mi blog. No sólo no soy católico sino que la iglesia y yo estamos en veredas opuestas, pero este ejemplo me interesó mucho, así que de ahí el comment.
Si al autor le molesta no tiene más que decirlo y me esfumo.
Salud.
El autor no soy yo, sino Eduardo, y no creo que le moleste tu comentario, yo respondí a título personal. Con Eduardo tambien difiero en algunas ideas al no ser yo católico y estar tan bien, por lo menos en la vida profesional, prácticamente en la vereda de enfrente (soy licenciado en física, somos famosos por nuestro agnosticismo y/o ateísmo). Sin embargo estoy interesado en los temas religiosos, místicos y espirituales y por lo poco que sé me atreví a contestarte pero todo de buena onda, espero que no te haya molestado.
Ahora respondiendote a este segundo comentario tuyo, siempre de mi punto de vista que puede coincidir o no con Eduardo; el que Dios contemple sin actuar a un chico que muere de hambre justamente sigue siendo otro ejemplo más de que respetando su voluntad autónoma. Desde mi punto de vista pienso que respeta la voluntad autónoma del quien no lo ayuda para que no se muera de hambre como también (y esto puede sonar muy duro) la del propio infante que no hace nada para salir de esa situación. Más allá de la situación particular que es un tema muy sensible y tocante creo que Dios tiene un pacto tajante de "no intervención" sin excepciones o con contadas excepciones llamadas "milagros" que habrá que ver porque son excepciones, pero el tema es que son excepciones. Tengo la sensación de que Dios "no puede andar todo el tiempo haciendo milagros y haciendo que todo chico que se muere de hambre deje de morirse de hambre". Además si los hiciera, lo que haría es dar pan para hoy para dejar hambre para mañana (o tendría que andar haciendo milagros todos los días hasta que el niño pueda conseguir sustento por vía propia; y como digo creo Jesús en vez de darle pescado a un hombre enseñale a pescar). La voluntad de Dios sobre los milagros es misteriosa y no se puede juzgar sobre ella. Quizás tu conflicto viene a que dado que existen estas situaciones donde chicos se mueren de hambre, pensás que Dios no exista, que es otro tema.
Si Dios existe, es todopoderoso, eso es sin ninguna duda, más alla de las lamentables atrocidades que ocurren en la faz de la Tierra.
Para finalizar quiero decir que esta discución es muy interesante y espero ansioso la intervención de Eduardo, el autor del blog, para exponer su punto de vista. Me animo, estoy muy atrevido hoy, a anticipar que lo que va a decir Eduardo es que tanto la existencia de Dios como sus propiedades es una cuestión de fe. Se cree o no se cree en ellas, por eso es religión. La ciencia explica el como, pero no el porque, para eso esta la religion, para explicar el porque. Y el porque, es por amor, supuestamente. Tendríamos que ver como el amor de Dios puede explicar que deje que pasen esas cosas a las que te referis.
Don:
Sé que el autor del blog no sos vos, y por supuesto no puede molestarme que me contestes (al fin y al cabo uno escribe para cambiar ideas).
Lo que me resulta un poco difícil de entender es que alguien considere eso de que dios esté respetando la voluntad del "propio infante que no hace nada para salir de su situación". Me parece demasiado evidente señalar que un infante al que no le dan de comer normalmente no puede hacer mucho para salir de esa situación. Tan evidente que en verdad no sé si tiene sentido aclararlo.
Resumidamente, un dios todopoderoso no puede ser menos que un dios cruel, vistas las cosas que pasan. Es un poco el punto de vista de los cátaros o los bogomilos (el autor lo sabrá mejor que yo, ya que sin duda debe contar con una formación mucho más amplia que la mía en historia de las religiones) que responsabilizaban no a dios sino a satanás por la creación de un mundo tan evidentemente cruel, punto de vista interesante.
Una movida audaz es la de los judíos - ya que hablamos un poco de ellos - que consideran al hombre asociado de dios en la creación. Digo audaz porque si dios tiene un asociado podríamos pensar que solo no puede, y ya nos acercamos a la idea de que no es todopoderoso, y que acaso sufre y se apena con el mal en el mundo como dice Elie Wiesel (y no está de más señalar que sufrir y apenarse son características evidentes de quien no es todopoderoso).
Un rabino dijo una vez que hay que actuar como si dios no existiese, por ejemplo al ayudar al prójimo, ya que no podemos considerar que dios cuidará de él. Esa idea me gusta.
Quizás por eso yo elijo dar un paso más y prescindir totalmente de dios. Prefiero poner toda la responsabilidad del bien y el mal en el mundo en los hombres, si alguna buena acción he hecho (aunque sea de casualidad) no fue por avidez del paraiso ni temor del infierno.
Salud y gracias a Eduardo por la invitación.
Querido Eduardo! qué invitación a la reflexión...
Pensaba en todas las veces que recurrí a la lectura del libro de Job y como banda sonora de la situación que me aquejaba escuchaba al leerlo un... "a mi me pasa lo mismo que a usted, me siento sólo lo mismo que usted..."
Esto del conflicto a lo que tan pertinentemente haces referencia, casi te diría como situación inevitable, temida y "negada" al mismo tiempo.
Cuando incursioné en el teatro como método de aprendizaje, recuerdo que lo primero que me enseñó el profesor fue que una escena debe mostrar una situación, producto del "conflicto" que se genera por el encuentro de dos o más necesidades iguales o diferentes que deben ser resueltas de algún modo. Me pareció tan real y acertado desde el punto de vista psicológico que siempre me viene a la cabeza a la hora de pensar que sucede cuando la gente se encuentra. Esto que tan bien expresas acerca de las inseguridades y miedos que genera el enfrentar lo que difiere de y en uno creo que se complica a la hora de confrontarlo con Dios. Me da la sensación que (y esto depende del grado de conocimiento de Dios y de uno en la relación con él) solemos entrar en conflicto con el Dios Instituido, porque justamente es al instituir a Dios donde se crea el conflicto. Paradojicamente las instituciones son necesarias y sirven para esto, para el conocimiento y la práctica a través de las normas... lo salvífico e impresionantemente milagroso es que a pesar de esto podemos seguir eligiendo, como acto de fe. Como dijo alguna vez un sacerdote que conozco "felices los que creen a pesar de haber visto..."
Gracias Eduardo Querido!
Eduu,, gracias por pasar y dejar la firmaa :D
nos vemos,, :D beso
Creo que el misterio al que te enfrentas, Jack Celliers, también nos enfrentamos nosotros. Al “cuestionar” la fe de Eduardo lo haces desde ese lugar (y estimo la mejor de las intenciones).
Si de algo te sirve, sería bueno que consideres la racionalidad de la fe de Eduardo. O sea, no es irracional creer lo que cree. Aunque te enfrentes a esos puntos difíciles de entender como el dolor humano. Digo esto porque creo que por ahí viene tu cuestionamiento.
Yo podría decirte una de las explicaciones racionales. La explicación es esta: la libertad humana. Dios dio al hombre la libertad para hacer el bien o el mal.
Pero eso estimo que no te alcanzará. Lo que sucede con Eduardo, que sabe esa explicación, es algo más.
Suponte que un día viene alguien y te dice que es el Hijo de Dios. Y te da signos para que lo creas. Tu estás en una disyuntiva. Le crees o no. Si él se manifiesta amoroso contigo y además responde a tus inquietudes, es muy probable que le creas. Además, esa persona no te va con “explicaciones”, pero se queda y sufre con vos en este mundo.
Aunque no lo haya visto con los ojos, Eduardo conoce a gente que le sucedió eso y experimentó el amor de esa persona a través del amor que recibió de otras. Y es así que no puede dudar de aquél que dijo ser el Hijo de Dios y que el dolor tiene un sentido.
(Para la dialéctica -Dios todopoderoso, o vulnerable- que presentas creo que tiene buenos argumentos Santo Tomás de Aquino. No soy experto pero debe haber quién las recuerde.)
También "Bloc de notas" anda con ese tema.
Saludos.
Juan Ignacio:
Me parece importante alcarar que yo no cuestiono (ni con comillas!) la fe de nadie, simplemente planteo una especulación acerca de la idea de dios y por qué yo no comulgo con ella. Pero toda idea es interesante, y si alguien tiene razones para creer en ella yo no puedo tener la menor objeción en tanto - claro está - no se meta con mi vida (mis discrepancias con la iglesia suelen empezar ahí).
Si un día viniera alguien a decirme que es el hijo de dios, yo le diría que por mí no se preocupe porque me puedo considerar un privilegiado por el solo hecho de tener casa, comida y educación. Lo que le diría es que no pierda tiempo conmigo y se fije en la mucha gente que no tiene nada de nada.
Alguna vez me preguntaron si yo no creía en dios a quién le pedía cosas, y mi respuesta es que me parece un poco mezquino creer para pedir cosas. Me canso de ver gente que le agradece a dios tener esto o aquello, pero juzgar a dios por cómo le va a uno me parece bastante egoísta. Si yo tuviera que juzgar por cómo me va a mí, tendría que decir que dios es buenísimo, pero sería muy mezquino ¿Qué importancia tiene cómo me vaya a mí si en Africa miles de chicos mueren de hambre? Yo no soy mejor que ellos, y seguramente soy culpable de muchos más pecados que un pibe de Biafra, o de Sudán.
Por último, el argumento de la libertad sigue sin cerrarme cuando quien sufre no es en absoluto culpable de lo que le pasa ni tiene modo de evitarlo.
Pero igual, es mi opinión, no estoy cuestionando a nadie.
Salute.
PD al autor: No era mi intención meterme tan de lleno, perdón, es que soy así, seguidor como perro de sulky. Por supuesto estás invitado a mi blog a opinar lo que se te ocurra.
Desde ya que se me pone un poco la piel de gallina al ver con cuanta facilidad te digo cosas acerca de la posibilidad del hombre para hacer el mal (y hacer sufrir a otros inocentes) mientras miles de niños mueren o personas son asesinadas. Pero si me atreví a decírtelo fue porque no lo digo ni lo inventé yo, sino que me lo enseñaron, y me lo enseña Dios, y veo que es gran verdad.
Dices cosas muy verdaderas, Jack. Seguiremos hablando en otra oportunidad; yo también me considero ya medio metido.
El libro de Job es uno de los más hermosos libros de poesía que haya leído.
Saludos!
Eduardo: ¡Ahora sí me dejaste sin aliento alguno, diste en la mera cabeza del clavo! No nada más porque el Libro de Job es de mis preferidos, sino porque el texto del gran Elie Wiesel me llegó hasta el fondo del corazón, a mí, católico judaizante tan interesado en el Dios infantil muerto en Auschwitz como soy... ¡Te encantaría leer el diálogo entre Viktor Frankl y Pinchas Lapide, del que tomé algunos fragmentos para mi blog!
¡Enhorabuena!
Eduardo:
Hace mucho tiempo que no pasaba por acá. Veo que estás posteando muy bien. Tu alguna vez pasaste por mi blog, y nunca más volviste. Te invito a pasar nuevamente. Te hice un link. Bendiciones....
ote... te ordenaron sacerdote ya???
Por si pasa Jack, porque el post tiene más sentido acá que en su barricada, a la cual leo seguido. Primero y para quienes no lo conozcan, recomiendo conocerlo ;-). Yo pude en ¿marzo ? de este año y me alegró mucho. Como creo que nadie tenía la intención de "convertir" a nadie, doy por muy bueno el encuentro. Puede que lo incomode un poco porque tiene cierto pudor pero es alguien honestísimo intelectualmente, además de inteligente, buen conversador y me parece justo hacerlo "público".
En cuanto al asunto del post, recuerdo de Wiesel la anécdota tan conocida, esa de que cuando dos SS colgaron a tres tipos, dos mueren en seguida y otro no. Entonces ¿el escucha? (cito de memoria) que un par dialogan cerca y al que dice "Y dónde está Dios en medio de esto?", el otro le contesta "Dios está colgado ahí". Pero Jack, cuando te conté que esta era mi imagen de Dios, más que la de una divinidad impasible observando de afuera, me respondiste algo como "Pero si es un Dios que no hace nada cuando yo sufro no me sirve"...No sé, yo (y es una divergencia con Jack) ni estoy formada ni tengo ganas de invertir mi tiempo en hacerlo, como para debatir con argumentos más parecidos a los que a él le servirían, pero esa imagen de "Dios está ahí", a mí me puede y además me parece bíblicamente cierta, fundamentable. Ahí, colgado, ahí muriéndose de hambre en Africa, ahí buscando un laburo digno, ahí a punto de enloquecer... Hay otras lecturas del pasaje que cito ahora, pero eso de "Lo que le hicieron a uno de estos pequeños a mí me lo hicieron" (Mt 25) es interesante... No sé, para mí no entra en conflicto la vulnerabilidad con la omnipotencia en cuanto a que no es Superman, es Dios. Y me parece que el Dios bíblico que los creyentes acogemos nunca se reveló como una especie de Superman medio turro, porque podría hacer algo pero andá a saber por qué en su enigmática voluntad no lo hace...Yo creo que si Dios existe, el primer problema que tiene es la imagen que tenemos de El; pensamos qué haríamos nosotros con más poder, nosotros "más fuertes" y suponemos que Dios debería ser igual; nos enojamos y discutimos dando por sentado que, por ejemplo, Dios es omnipotente al modo de Superman, y ya nos metimos en un kilombo: ahora (bue, hace tres mil años...) tenemos que explicar cómo corno se banca ver sufrir a sus criaturas...lo del respeto a la libertad humana tiene su flanco perverso: qué onda? respeta la libertad del violador? y la del violado no? la libertad del torturador? y la del torturado no? la de hitler? y la de los asesinados en los campos no?...Yo frente al sufrimiento y al problema del mal, acepto que a veces las respuestas "religiosas" confunden más de lo que aclaran. En honor a la verdad, tengo que decir que ninguno de estos cuestionamientos me diluyó nunca la certeza de El, lo cual es un problema para dialogar con quienes no creen, porque obviamente, ven ahí una especie de tabla de salvación que uno debería soltar en honor a la verdad, un último obstáculo a ver la realidad como es. Pero bueno, acá sí, no tengo mucha más respuesta que una especie de seducción interior por el Dios judeocristiano y bancarme que a muchos les caiga mal, como si me hubiera casado con el peor de los impresentables teniendo a Brad Pitt a mis pies;-)...asunto mío.
Bueno, tengo que aclarar que Marina me pinta mucho mejor de lo que soy, pero calculo que se trata más de generosidad que de error, ya que es una chica inteligente (no puedo devolver flores por acá, Marina, o nos van a echar a los dos).
Una aclaración nomás: en ningún momento dije (es importante) "...un dios que no hace nada cuando yo sufro,..." sino cuando otros sufren. No es un tema menor y es el punto de mi argumentación acá, si la leíste.
En corto: lo que me impide aceptar a dios es precisamente mi compromiso con el sufrimiento de otros, y si querés la incomprensión (y aún el rechazo a aceptar) el bienestar y el sufrimiento en quienes no lo merecen, me incluyo en la primera categoría ya que mi bienestar es muy superior a mis méritos.
Por último, Marina, siempre caemos en lo mismo (y no digo que esté mal): para vos es una cuestión de "seducción interior". No es que a mí me "caiga mal" ese que te seduce... sólo que a mí la seducción no me alcanza.
Sólo así se explica que siga tratando de conquistar a una amante tan poco seductora como la Verdad.
Bueno, muy lindo todo. Pasaba por acá, vi luz y entré.
Por cierto, mejor es buscar la verdad que quedarse de brazos cruzados.
Edu, veo que después de la tertulia que desataste no escribiste más. Espero que el retiro te haya sido productivo y que vuelvas con nuevas reflexiones para compartir. ¡Abrazo grande!
Jack, lindo leerte. Eduardo, tu fecha/hora de ordenación? Gracias, un abrazo en El.
Evidentemente la humanidad, comete siempre la misma equivocación de no hacerse respinsable de los actos que se cometen y decir que el culpable es "el otro". Eso mismo sucede cuando decimos que por qué Dios no hace nada en esos casos. ¿y nosotros qué hacemos? esa sería la pregunta correcta. Síno venimos repitiendo lo que pasó con Adan y Eva. Eva le dió la manzana a Adan y luego le dijo a Dios que la serpiente la había engañado, pero el verdadero argumento es que Eva desobedeció a Dios, y así seguimos por el mundo siempre metiendo a otros para no tomar nosotros las responsabilidades que nos corresponden. Dejemos a Dios que El cumple siempre sus promesas. Es el hombre el que falla, el que no cumple y el que no quiere el bien común. Dios es Amor, por lo tanto es la unión, el hombre es el egoísta y el que separa por que no ve más allá. No piensa en las consecuencias de sus actos y así malgasta la libertad que es un don de Dios.
Eduardo que lindo gesto el de invitarnos a tu ordenación. Se que es muy importante, es un paso que cambiará el curso de tu vida. Mucha suerte.
Recién paso por aquí. Vine al enterarme, tarde, de la ordenación de Eduardo.
¡Qué tema en los comentarios!
Pero me parece que es muy grande para charlarlo aquí, porque tiene varios flancos.
Primero: Nuestro Dios, el de los cristianos, SÍ es un Dios vulnerable. Si no, mirémoslo a Jesús -Dios mismo- clavado y muerto en la cruz. En su poder, hasta ha querido hacerse, y ser, vulnerable (no 'hacerse el', disfrazarse, sino 'ser' vulnerable).
¡Por supuesto que Dios no permanece impasible ante tanto mal nuestro! De ningún modo: El mismo se hace uno de nosotros para 'asumir todo ese mal' en sí mismo (como es Dios poderoso puede hacer esto). Los cristianos vemos, en la Cruz, en ese Dios-Hombre castigado y asesinado por nosotros, asumido todo el dolor y el mal del mundo; el que fue, el que es y el que será. Y así, en ese asumir todo pecado y dolor, y responder -por ser Dios- con el Amor y el Perdón, y con respuesta de Dios, le cambia sentido al dolor.
Después de que Dios intervino -asumiéndolo él mismo, Jesús- en el dolor y la muerte, que surgen del pecado del hombre, de nuestro pecado, ya estos no son la última palabra. Dios les cambia el sentido al dolor y a la muerte -no los suprime- pero los hace fuente de VIDA.
Por eso Pablo dice que, si Jesús no hubiese resucitado -signo de su triunfo, y del nuestro, sobre el dolor y la muerte- nuestra fe sería en vano.
Por supuesto que Dios no es pasivo. Lo que pasa es que 'resuelve' las cosas de un modo distinto de la que esperamos los hombres:
- se hace Hombre (¡vaya si vulnerable!)
- carga con nuestro pecado asumiendo todas las consecuencias, de dolor y muerte (todo lo que sufra uno de nosotros, lo está sufriendo él. Así lo quiso y así lo dijo)
- responde a todo eso, no suprimiéndolo ni suprimiéndonos, sino con Amor y Vida. Vida plena.
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