domingo, marzo 05, 2006

Per crucem ad lucem ("De la cruz a la luz")

La cruz de Cristo está llena de luz. ¿Por qué? El relato de la pasión en Marcos dice que en ese momento la tierra se cubrió de tinieblas. Y sin embargo, si este momento parece, como dice Jesús, la hora del poder de las tinieblas, la tradició unió la cruz a la luz, "per crucem ad lucem". Juan especialmente nos muestra la cruz como epifanía, como manifestación de la gloria. Sólo entiende esta paradoja quien se atrave a sumergirse en la noche para encontrar la luz escondida. No creo, sin embargo, que esa luz esté en la opacidad del madero, sino en el cuerpo crucificado de Jesús.

En su cuerpo roto por la cruz está el amor que se entrega al abismo, confiado en que el Padre lo arrancará de ahí. Llegar a las tinieblas de la muerte es llegar al fondo de la experiencia humana en lo que tiene de distancia de Dios y de la vida. Jesús baja al abismo de nuestra condición humana. Si hacía siglos el salmista se preguntaba "¿se anuncia tu fidelidad en el reino de los muertos?", Jesús cruficicado, muerto y resucitado es la respuesta a esa pregunta. El abismo ahora también es un lugar de esperanza, porque el amor ha llegado hasta allí.

La luz escondida, entonces, es el amor loco, hasta el extremo, de Jesús. Nos espera un abrazo en el frío de la noche. Son las manos abiertas del Señor crucificado. La luz de su amor es cálida, es fuego que ilumina y calienta a la vez.

La cruz de Jesús es nuetra zarza ardiente, que "arde sin consumirse". Hacia ella nos acercamos como Moisés en el Horeb, intrigados por la paradoja de tanto fuego en tanta fragilidad; de Dios presente de modo supremo en el lugar donde el pecado ha querido dar su testimonio máximo de la negación al amor; de este mismo amor victorioso donde más parece que el odio ganó la partida. La cruz es el lugar de la revelación y la atracción. "Y cuando sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí", "...entonces sabrán que yo soy". Y desde ella la voz de Dios se nos revela solidaria del que sufre, y nos compromete a salir al encuentro del hermano.

10 comentarios:

Marina dijo...
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Anónimo dijo...

Ey, me encantó la comparación de la cruz con la zarza ardiente. Nunca se me había ocurrido...también me va a gustar la imagen para orar durante esta cuaresma y tenerla como horizonte hacia el Viernes Santo...un abrazo en Cristo.

Juan Ignacio dijo...

Yo pensé que la luz venía después de la cruz, en la resurrección.

Sinretorno dijo...

Qué alegría que lo ordenen sacerdote. Rezo y rece, no sabe el trabajo que le espera. Abrazos

Anónimo dijo...

Edu, me encantó, y además me sirve para la tesis!!! Sigamos buscando esperanza en la oscuridad. Anita

Anónimo dijo...

gracias Dios por ser multimedia y permitir que el espiritu santo guie a las personas al lugar donde uno nunca espera hallarlas. Me dio mucha fuerza leer esta nota y la anterior sobre el desierto, estoy saliendo de ahi, acompañe a Cristo en la cruz y de a poco me va iluminando el camino.
Es dificil atreverse a soltarse del mundo para poder entregarte a Dios y que el te guie, pero vale la pena
saludos

Tamara Kobiec dijo...

Literalmente la frase latina dice “a través de la cruz, hacia la luz” y creo que uno de sus sentidos es que sólo pasando por la Cruz se llega luego a la Resurrección, que, como dicen las Escrituras, si morimos con Cristo resucitaremos con Él. En este sentido pienso que la Cruz ya es luz (quizás podríamos agregar “en potencia”) en cuanto que es el camino (y el único, como bien sabemos por el mismo testimonio de Cristo) que nos lleva a ella.

Marina dijo...

Eduardo, una alegría enorme haber compartido la gracia y la alegría de tu ordenación con la comunidad diocesana de San Isidro!!! Gracias por tu saludo a mí y a Natalia al final. Un abrazo en el Señor

AleMamá dijo...

Sólo pasaba a saludar: ¡HOLA!
Saludos de Chile.

Anónimo dijo...

"En su cuerpo roto por la cruz está el amor que se entrega al abismo" muy bueno. Juego de luces y sombras: nuestro estilo. Y... gracias por el fuego.
Juan