Ahora que estoy a punto de sentarme a escribir, pienso antes en los ritos que rodean este momento. Es necesario tener a mano cosas que me inspiren y me predispongan mejor. Tener mi gorrito de lana verde (auténtico "thinking cap" de los últimos meses), mi taza de café caliente, la lámpara de aceite y la imagen serena de San Juan el Teólogo... algo de música de fondo... y ya estoy listo.
No debiéramos despreciar los ritos. Gente tan de carne y hueso como nosotros debiera saber que nuestro cuerpo necesita acompañar al corazón cuando se lanza a cualquier aventura, so pena de pagar un precio si lo olvidamos. Y cuando todo en cambio está en unísono, pareciera que una energía nueva brotara de nuestras manos y que ellas se prestaran con más entusiasmo a la obra que si sólo nos hubiéramos sentado a darle a las teclas.
Los ritos son importantes, ciertamente, para darnos cuenta que cada momento tiene su sacralidad, su liturgia personal que es necesario amar, cuidar y fomentar.