viernes, octubre 09, 2009



Vivir en el amor no es tarea fácil. Pero a la vez es la tarea más bella y noble que hay. Es el “camino mejor” del que hablaba San Pablo, y es justamente eso: un camino. Algo que se vive de a etapas, de a poco y que no se puede acelerar demasiado, porque es una peregrinación y no una carrera.





Las carreras uno las corre solo. Las peregrinaciones se hacen despacio y, en general, con otros, en un mutuo acompañarse que es uno de los dones más preciados de la experiencia. Por eso hay que tener paciencia y disfrutar del recorrido. Estar en el camino ya es, en cierta manera, estar también participando de la alegría de la meta, del destino.