Entrar en el misterio de tu entrega, cada mañana. Descubrir una vez más que lo único que tenés para ofrecer, es amor. Dejar que tu ternura me vaya haciendo pan para los otros. Que transformes mi puño cerrado en mano abierta.
Eso te pido para estos días. Ahora sé que sacrificio no es lo que pensaba. Que es alianza, acción de gracias y amor hasta el extremo.
Como decía otro orante, entonces, dame todo eso que no puedo pedirme a mí mismo, porque sólo puedo recibirlo de vos. Sólo puedo quedarme al pie de la cruz, y esperar que de esa fuente surja un amor nuevo para mí y para todos.