Empezamos una escuela misionera en nuestra parroquia. La idea es que los jóvenes de la comunidad que se quieran preparar para ir a misionar en el verano hagan un camino comunitario de oración y aprendizaje. Parte de la propuesta es que en cada encuentro escuchen un testimonio misionero.
Un chico de la comunidad que tiene una larga experiencia en esto compartió, sencilla y cálidamente, lo que había vivido en las misiones. Y en un momento dijo una frase que me impactó: "En la misión soy el que quiero ser".
Ese es uno de los frutos más gozosos de la misión: empezar a descubrir la alegría de ser un don para los demás. Y vivir la paradoja, tan evangélica, de encontrarse en el mismo momento en que uno se olvida de sí.
Recordé un texto de Thomas Merton en sus Pensamientos en Soledad donde él dice que uno empieza a vivir su vocación en el momento en que deja de preguntarse si la está viviendo. Es decir, en ese momento en donde el propio corazón, sin fisuras ni desvíos, se entrega de lleno al momento presente.
Ojalá que la misión sirva para que muchas más encuentren, en el servicio y la oración, ese momento sublime donde nuestra luz interior sale al encuentro de los demás. Es la hora de la revelación y el amor, del llamado y la respuesta. La hora de la misión.
Un chico de la comunidad que tiene una larga experiencia en esto compartió, sencilla y cálidamente, lo que había vivido en las misiones. Y en un momento dijo una frase que me impactó: "En la misión soy el que quiero ser".
Ese es uno de los frutos más gozosos de la misión: empezar a descubrir la alegría de ser un don para los demás. Y vivir la paradoja, tan evangélica, de encontrarse en el mismo momento en que uno se olvida de sí.
Recordé un texto de Thomas Merton en sus Pensamientos en Soledad donde él dice que uno empieza a vivir su vocación en el momento en que deja de preguntarse si la está viviendo. Es decir, en ese momento en donde el propio corazón, sin fisuras ni desvíos, se entrega de lleno al momento presente.
Ojalá que la misión sirva para que muchas más encuentren, en el servicio y la oración, ese momento sublime donde nuestra luz interior sale al encuentro de los demás. Es la hora de la revelación y el amor, del llamado y la respuesta. La hora de la misión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario