Hace unos días celebramos la fiesta de San Efrén el Sirio, un santo poeta y teólogo. Se ganó uno de los piropos más lindos de la historia de la Iglesia, pues se lo ha apodado "la cítara del Espíritu Santo". Qué bueno que, junto a teólogos y misioneros, a pastores y mártires, a grandes impulsores de obras de caridad... también haya santos poetas y artistas. Personas que nos recuerdan el misterio, que con palabras sugieren lo que está más allá de las palabras, la belleza silenciosa e infinita que pide de infinitas maneras ser cantada y nombrada. ¡San Efrén, ruega por nosotros!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario