... es necesario para darse cuenta
que lo más importante
no es hacer, sino estar.
Compartir lo que se tiene y se puede y también lo que no se puede.
Poder estar descalzo de pies
y de alma.
Reírse de uno mismo como un ejercicio imprescindible y con los otros para hacerlo con más facilidad.
Encontrar en una mesa sencilla el anticipo de la eterna.
Gustar lo sencillo, el verdadero envoltorio de lo sublime.
Y dar gracias por la presencia del Amigo entre los amigos.
Enviado desde el Camino
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